Contenido
- 1. No forzar el motor, sobre todo en frío
- 2. Cumplir con el calendario de revisiones y mantenimiento
- 3. Cuidar el turbo
- 4. Cuidado del embrague
- 5. No conducir con la mano sobre el pomo de la palanca de cambios
- 6. Evitar subir bordillos o chocar contra ellos
- 7. Revisar periódicamente niveles, presiones…
- 8. Evita aparcar al sol y limpia la carrocería
Existen muchos trucos, secretos o hábitos para hacer que tu coche te dure muchos años como el primer día y evitar averías. Como se dice en mi pueblo, “cada maestrillo tiene su librillo”, así que cada uno de nosotros tendrá sus costumbres, pero seguro que estos ocho consejos te serán de gran utilidad.
1. No forzar el motor, sobre todo en frío
Lo ideal es que antes de iniciar la marcha esperes unos 30 o 40 segundos a que el aceite suba del cárter y empiece a lubricar todos los elementos del motor, no es necesario esperar más tiempo. A continuación, hasta que alcance la temperatura de funcionamiento, unos 90 grados centígrados, no fuerces el motor, lo que quiere decir, que no des acelerones ni apures las marchas.
De esta forma evitarás averías debido a una incorrecta lubricación, como por ejemplo en desgaste irregular de la camisa del cilindro o cojinetes del cigüeñal, que pueden llegar a provocar desde un consumo de aceite anormal hasta un gripado del motor, o la rotura del turbo (que trabaja en el orden de las 100.000 rpm, por lo que una correcta lubricación es primordial).
2. Cumplir con el calendario de revisiones y mantenimiento
Esta tarea podría decirse que es la más simple, tan solo debes consultar los intervalos y revisiones en el libro de mantenimiento y cumplir con ellos. Pero no solo es necesario preocuparse por el aceite y filtro del aire, hay muchos más elementos, como el anticongelante o filtro antipolen. Como apunte, si practicas una conducción deportiva o entornos más adversos, dígase en ciudad, es buena idea acortar los intervalos de revisiones.
Unos de los grandes olvidados, y que nunca me cansaré de insistir, son los aceites de la caja de cambios (tanto manual como automática), así como el del diferencial. A pesar de lo que diga el fabricante de nuestro coche, ningún aceite es de por vida, ya que con el tiempo, y a las temperaturas y trabajo a los que está sometido, pierde sus propiedades. Por lo general, en el caso de la caja de cambios automática es recomendable sustituirlo cada 60.000 km, pudiendo alarga ese intervalo hasta los 80.000 km en el caso del diferencial y el cambio manual.
Por último, decirte que no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Con esto quiero decir, que cuando un elemento esté llegando al final de su vida útil (el típico caso de los amortiguadores) lo cambies, así como cualquier avería menor o problemilla (sonido a cama vieja de los silentbock, ruido en la correa de accesorios debido a una polea en mal estado o al tensor, etc.) lo subsanes. De esta forma evitarás que se acumulen, y que la factura sea mayor, además de tener una experiencia de usuario óptima, y no enmascarada por ellos.
Finalmente, si tu coche tiene unos años y eres un poco manitas te recomiendo que las operaciones básicas de mantenimiento las realices tú mismo. De esta forma ahorrarás un dinero que puedes invertir en mejores recambios, sabrás exactamente que material lleva tu coche y nadie lo hará con tanto mimo y esmero como tú; además de sentirme más realizado y conocer mejor tu propio coche.
3. Cuidar el turbo
El turbo es uno de los elementos más importantes y costosos de reparar, equipándolo actualmente todos los motores diésel y una gran mayoría de los motores gasolina con la tendencia del downsizing de cara a obtener unos consumos y emisiones menores, y un mayor rendimiento.
El pilar fundamental del turbocompresor es su lubricación, la cual tiene una doble función, por un lado disminuir el rozamiento y desgaste de sus componentes (la velocidad de giro está en el rango de las 100.000 rpm) así como de refrigeración (se llegan a alcanzar temperaturas de hasta 500 – 600 °C como consecuencia de la entrada de los gases de escape).
Así, son tres los consejos para evitar que el turbo se averíe:
• Realiza el cambio del aceite en los intervalos marcados por el fabricante, acorde a lo mencionado en el punto anterior, además de usar siempre uno que cumpla las especificaciones (APIs, calidad, viscosidades…).
• Según lo explicado en el primer consejo, antes de iniciar la marcha espera unos 30 segundos a que el aceite llegue al turbo y lo lubrique.
• Quizás este sea uno de los más importantes: antes de detener el motor déjalo al ralentí un minuto. Así, el aceite a altísimas temperaturas saldrá del turbo, el cual se refrigerará correctamente, y se evita que el aceite se carbonice en su interior y provoque la rotura de algún rodamiento o cojinete o incluso los álabes del rodete. Pero no solo es necesario que esperes ese minuto después de llegar de un viaje largo o de haber practicado una conducción exigente, cuando vayas a repostar recuerda hacerlo también. Como bien me dijo una vez un mecánico: “las gasolineras son los mayores mataturbos”.
4. Cuidado del embrague
Sobre cómo cuidar el embrague y evitar averías ya hemos hablado largo y tendido en Diariomotor, aunque nunca viene de más recordar y hacer un pequeño resumen. Básicamente son 5 los consejos que deberías seguir:
• No apoyar el pie en el pedal del embrague mientras conduces.
• Pisar hasta el fondo el pedal del embrague para cambiar de marcha.
• No soltar el embrague demasiado rápido ni de forma brusca.
• Cuando vayas a estar detenido un tiempo prolongado, por ejemplo en un semáforo o en una retención, pon punto muerto.
• No abusar del “medio-embrague” y controlar el punto de fricción.
De esta forma evitarás un desgaste prematuro del embrague (por llevar el pie apoyado o abusar del “medio-embrague”), además de que sufran otros elementos como el empujador o el collarín, por ejemplo, cuando lo mantienes pisado en un semáforo.
5. No conducir con la mano sobre el pomo de la palanca de cambios
Cuando conducimos las manos siempre han de ir en el volante, para estar preparados ante cualquier imprevisto que pueda ocurrir, desde el reventón de un neumático hasta una maniobra de esquiva. Por tanto, el principal motivo para no apoyar la mano sobre la palanca de cambios es por seguridad.
Pero además, al mantener la mano ahí apoyada, estamos ejerciendo una ligera presión sobre ella, lo que da lugar a que se produzcan vibraciones. Así, al estar la palanca de cambios directamente conectada con la caja, puede dar lugar a varias averías en el selector, el varillaje o que las marchas no entren de manera precisa o incluso se salga.
6. Evitar subir bordillos o chocar contra ellos
Algunos dirán que para eso han inventado los SUVs o subebordillos. Dejando a un lado la ironía, cuando subimos un bordillo con nuestro coche, no solo sufre el neumático, sino también todo el conjunto de la suspensión, desde los amortiguadores, pasando por las rótulas de la dirección, las bieletas, hasta los diversos silentblocks de los brazos de suspensión. Pero este principio no solo es aplicable a los bordillos de las aceras, también lo es a toda ocasión en la que afrontamos un bache o resalte, como los típicos guardias tumbados, caso en el que deberemos afrontarlos lo más despacio posible.
Si se diera la situación en la que debas subir tu coche a la acera, hazlo en diagonal, primero una rueda, luego la otra, y así hasta subir las cuatro. No encares la acera de frente y la subas totalmente perpendicular a ella. Si eres el afortunado poseedor de una Ford Ranger Raptor con amortiguadores Fox olvida todo lo que te he contado.
Por último, decir que cuando aparques evita rozar el neumático contra el bordillo, ya que aunque estos suelen poseer un protector de llantas, siempre corremos el riesgo de dañarla o dañar el propio neumático, llegando incluso producir una raja en el mismo. Además, dependiendo con el ángulo de incidencia también estamos haciendo trabajar (y sufrir) a la suspensión.
7. Revisar periódicamente niveles, presiones…
Este apartado consiste en lo que yo denomina la “revisión dominical”. Es aconsejable de que al menos una vez al mes, por ejemplo un domingo por la mañana, saques un hueco para revisar todos los niveles (aceite, líquido de frenos, anticongelante, limpiaparabrisas…), compruebes que no hay ninguna fuga en el vano motor, no se vea nada suelto o fuera de lugar.
Además, recuerda comprobar las presiones de los neumáticos, esas grandes olvidadas. Puedes comprar un medidor por unos 10 – 15 €, y si no, acude a tu gasolinera, haz tiempo mientras se enfrían las ruedas (la temperatura de ha de comprobar en frío) lavando el coche y echando gasolina para la semana que está por comenzar, y luego comprueba las presiones. Para ello, suele haber una etiqueta en la tapa del depósito o en el umbral de la puerta del conductor, en ellas, donde se indica la presión correcta en función de las dimensiones del neumático y de la carga habitual. Por último, mira que el desgaste de los neumáticos, y que sea regular, además de que no cuenten con ningún daño (grieta, abultamiento…). Así cualquier desgaste irregular es síntoma de una mala alineación del vehículo, o puedes detectar un desperfecto en el neumático y ahorrarte un posible reventón y sus consecuencias.
8. Evita aparcar al sol y limpia la carrocería
Aunque con este hábito no evitarás lo que se dice estrictamente una avería, si conseguirás que envejezca mejor y ahorrarte unos euros en el chapista. Evita aparcar al sol, o en lugares que sepas que les va a dar, para evitar que se deteriore la pintura, las ópticas de los faros o los plásticos de la carrocería, así como, por ejemplo, el propio salpicadero. De hecho, en épocas calorosas usa el típico parasol plateado reflectante.
Con la misma idea, limpia lo más rápido posible los excrementos de pájaro, ya que son dañinos para la pintura, llegando a quedar la marca de los mismos si no lo haces en un tiempo medianamente rápido. Igualmente, elimina los restos de insectos “atropellados”.
Espero que te estos hábitos te hayan resultado útiles para el cuidado de tu coche, y que si no los conocías tomas nota de ellos en tu librillo, para sí poder llegar a disfrutar tanto de él como IRV Gordon de su Volvo P1800 con casi 5 millones de kilómetros.
Más artículos sobre cómo evitar averías:
– 5 consejos para evitar que el embrague de tu coche acabe roto
– 5 consejos sobre cómo cuidar el cambio automático de tu coche, evitar averías y alargar su vida
– Cómo evitar la 4 averías más habituales en un coche diésel
– Averías en coches diésel: cómo evitar problemas en el filtro antipartículas, la EGR y AdBlue
– 3 averías que puedes provocar en tu diésel por intentar ahorrar (y que puden salirte muy caras)