El estado de alarma causado por la expansión del Covid-19 ha hecho mucho daño a la economía, a la sociedad, y si no tenemos cuidado, también lo hará a nuestro coche. Ya hemos publicado una lista de consejos para que el desconfinamiento le siente bien a tu coche, y también te hemos explicado cómo volver a conducir en la desescalada con completa seguridad. Ahora es el momento de hablar de una problemática específica para los coches diésel, concretamente los equipados con filtro de partículas (¿qué es el FAP?). Te contamos cómo evitar problemas y averías en pleno desconfinamiento.
El estado de alarma, enemigo de los FAP
¿Por qué decimos que el estado de alarma ha sido enemigo de los filtros de partículas? A causa del tipo de movilidad que los coches diésel han llevado en gran parte desde entonces. Los coches diésel y sus sistemas anticontaminación están preparados para funcionar de forma óptima en unas condiciones más bien concretas. La regeneración del filtro de partículas exige una alta temperatura de escape de forma sostenida, algo que no se suele conseguir de otra forma que rodando en autopista o carretera durante periodos de tiempo más o menos largos.
Lo mismo ocurre con las válvulas EGR: al igual que el filtro de partículas, tienden a saturarse en conducción a bajas vueltas y recorridos cortos. Y el problema con el estado de alarma es que la mayor parte de desplazamientos de los coches han sido cortos y fundamentalmente urbanos. Solo aquellos que hayan sido usados para acudir a trabajos presenciales por carretera y autopista se habrán salvado. Conozco de primera mano coches que ya están sufriendo problemas en su FAP a causa de solo circular durante un par de kilómetros por ciudad, de casa al supermercado.
Este tipo de trayectos, en los que siquiera el aceite del motor alcanza una buena temperatura, son realmente perjudiciales para los FAP, saturándolos antes de tiempo y obligándoles a trabajar en condiciones que distan del óptimo. Por fortuna, con el paso de la mayor parte del país a la «Fase 1» de la «desescalada» – entrecomillamos la palabra, un término incorrecto pero popular – los desplazamientos interprovinciales vuelven a estar permitidos. Y con estos desplazamientos, recomendamos un buen paseo «terapéutico» para tu coche turbodiésel equipado con FAP.
Cómo mimar tu FAP tras el desconfinamiento
Para que el filtro de partículas haga bien su regeneración – es decir, carbonice la carbonilla acumulada en su interior – debe mantener una temperatura alta durante un periodo determinado de tiempo. Se puede hacer de forma pasiva, mediante una circulación a alto régimen sostenida, o de forma activa, mediante post-inyecciones de combustible que elevan de forma artificial la temperatura de los gases de escape. En cualquier caso, resulta vital circular a un régimen superior a las 2.000 rpm, de forma constante, durante al menos 15 o 20 minutos.
Una circunstancia que solo se da en carreteras o vías rápidas. Para ello, lo ideal es que el coche ya esté a temperatura óptima de funcionamiento. Si quieres que la limpieza del FAP sea aún más efectiva, prueba a circular en una marcha más corta, a unas 3.000 rpm. El consumo aumentará ligeramente, pero también lo hará la temperatura de los gases de escape. Si nada funciona o tu FAP ya estaba en un estado deteriorado, puede que sea el momento de recurrir a una limpieza profesional – desmontando el FAP – o sustituirlo por una unidad nueva.