El parón que está sufriendo el transporte, entre ellos todos nuestros coches y motos, está provocando cambios importantes a los que debemos enfrentarnos. Uno de ellos es la gran caída en el consumo de combustible, pues el consumo de diésel y gasolina se ha reducido en un 90%. Esto ha provocado que las fórmulas de diésel y gasolina para invierno cuenten con un elevado stock que tiene que encontrar salida, pero… ¿podemos usar gasolina o diésel de invierno en nuestros motores durante el verano? ¿nos arriesgamos a sufrir una avería?
El próximo 1 de Mayo debería comenzar a suministrarse en las estacione de servicio combustibles de verano, lo que se traduce en diésel y gasolina que poseen unas propiedades químicas ligeramente diferentes al diésel y gasolina que repostamos en invierno. Estas diferencias tienen que ver con la influencia de la temperatura sobre los combustibles, un efecto que se regula mediante los aditivos que se añaden, estabilizando su comportamiento y optimizando su inflamación durante la combustión en el caso del diésel y la explosión en el caso de la gasolina. El Gobierno de España, en pos de dar salida a los excedentes de combustible de invierno que existen, pretende mantener su comercialización hasta el 31 de Junio, dando así una prórroga de 2 meses para el combustible ya fabricado bajo los requisitos de las épocas más frías.
En qué consiste la gasolina de invierno y qué averías produce
Para ser más concretos, la variación que se produce en la gasolina tiene que ver con su capacidad de evaporación, un punto que se sitúa entre 45 y 60 kPa en verano y entre 60 y 90 kPa en invierno. En invierno por lo tanto repostamos gasolina con mayor capacidad de evaporación, algo destinado a mejorar el arranque y su quema en climas fríos. Si estas propiedades las mantenemos en verano, donde en España se pueden superar los 40ºC de temperatura, la emisión de vapores de la gasolina será superior a la recomedada.
¿Y qué significa esto en términos de averías? Esta situación no supone un problema grave para los motores gasolina, pues no vamos a encontrar averías de gran calado. Los fallos más comunes tienen que ver con cierta inestabilidad en el motor, especialmente en el arranque y a bajas vueltas, posibles fallos en los sistemas anticontaminación por exceso de vapores en el filtro de carbón o emisiones de vapores de gasolina más elevadas en coches antiguos desprovistos de sistemas para capturar estos gases.
En qué consiste el diésel de invierno y qué averías produce
En el caso del diésel de invierno, cuando hablamos de un gasóleo especialmente preparado para esa época del año, las propiedades que más cambian son las que tienen que ver con el punto de congelación del combustible. Esta propiedad se conoce como POFF (Punto Obstrucción Filtro Frío), refiriéndose a la cristalización que sufren las moléculas del gasóleo a temperaturas bajas. Por lo tanto, el objetivo del diésel de invierno es dificultar su congelación mediante su formulación y la adición de aditivos, facilitando así el comportamiento del motor durante los arranques en frío.
El uso de diésel de invierno en climas cálidos no reporta fallos o averías, pues la temperatura ambiente ya consigue que el gasóleo fluya de forma más sencilla y que la combustión del mismo no suponga un problema. Además, en climás cálidos es obviamente más sencillo que el motor alcance antes su temperatura ideal de trabajo.
La situación contraria, donde de verdad hablaríamos de averías
Para entender la repercusión real de los combustibles de invierno, debemos entender que los verdaderos problemas vendrían al usar combustibles formulados para verano en épocas invernales. En el caso de la gasolina, con una baja evaporación en climas fríos, el arranque del motor sería más complicado, al igual que el funcionamiento del motor mientras el propulsor no consiguiese alcanzar su temperatura. En el caso del diésel, si usaramos gasóleo para climas cálidos en invierno, también sufriríamos problemas en el arranque y en su combustión, pudiendo incluso no poder arrancar el motor en temperaturas muy bajas dado que el gasóleo podría llegar a obstruir el circuito de alimentación.
Fuente: ACEA