Contenido
De entre las averías habituales en un coche diésel, el fallo o rotura de la EGR es un problema bastante habitual. Aunque la recirculación de gases de escape es también ya un sistema anticontaminación presente en motores gasolina, es bastante más habitual en motores a gasoil. Por ello, descubramos cómo prevenir averías en la EGR y cómo detectar problemas del motor relacionados con este sistema. Pero vayamos por partes, ¿qué es la válvula EGR?.
¿Qué es la EGR de tu diésel?
La EGR o sistema de recirculación de gases de escape es un elemento que tiene como único fin reducir la emisión de óxidos de Nitrógeno (NOx). Su funcionamiento es sencillo y se trata de una herramienta antipolución que reenvía una parte de los gases de escape a la admisión del motor para que éstos vuelvan a ser quemados y así se netraulicen los NOx contenidos en ellos. Su funcionamiento no es permanente y por regla general solo recircula gases de escape en ralentí, retención o cargas bajas de motor. Aunque existen diferentes diseños, incluso bastante complejos como las EGR de doble etapa y refrigeradas, el principio de funcionamiento y propósito es el mismo.
Las averías en la EGR de un diésel
Solo hace falta pensar en lo que supone reintroducir gases de escape en la admisión para entender que la EGR es un importante foco de suciedad para el propulsor. Los restos de la combustión del gasóleo llegan al escape, pasando de nuevo a la admisión con todo lo que ello implica. En un motor en buena forma es difícil que esta reintroducción de gases suponga problemas, sin embargo, dada la presencia de hollín, partículas y otros residuos generados durante las fases menos eficientes del funcionamiento del propulsor, tarde o temprano la EGR se convierte en un foco de problemas. Si además tenemos algún tipo de fuga de aceite interna, fácil de detectar por el color del humo del escape, los problemas que puede generar la EGR pueden ser aún más graves y difíciles de solucionar.
La conducción a muy bajas vueltas, los trayectos cortos o las grandes exigencias en frío son escenarios ideales para que la EGR acumule y deje pasar depósitos y residuos a las cámaras de combustión. Cuando esta situación se repite en el tiempo el primer problema que aparece en la EGR es que cada vez le cuesta más impedir el paso de gases de escape por la falta de estanqueidad y por el cada vez mayor agarrotamiento de la válvula que se encarga de regular el paso. El temido final de esta situación es que la EGR deje de poder restringir el paso de gases de escape, quedando abierta de forma permanente y perjudicando el rendimiento del motor.
La EGR es controlada en todo momento por la ECU del propulsor diésel para regular el paso de gases de escape en función de la temperatura de trabajo y carga del propulsor. Sin embargo, salvo en los motores más modernos, por regla general no es capaz de identificar si la EGR ya no es capaz de cerrarse de forma completa cuando el escenario de uso así lo exige. Esto significa que el trabajo del propulsor ya no es el óptimo, pues para los valores de cantidad, temperatura y presión sobre el aire limpio que respira el motor, la EGR está añadiendo una cantidad de gases de escape que no deberían estar ahí. De este modo a la cámara de combustión llega una masa de aire real que nada tiene que ver con la que pretende trabajar la ECU, provocando así que la combustión del gasóleo no se realice de forma correcta por la falta del suficiente óxigeno, teniendo además la problemática de la mayor cantidad de residuos que se genera como resultado de esta situación.
Cómo detectar que la EGR está averiada
Para saber cuándo la EGR está fallando solo hace falta fijarnos en el comportamiento del propulsor. Una EGR siempre abierta provoca una evidente pérdida de rendimiento, ensucia los inyectores y aumenta al consumo de carburante dado que el combustible no se quema de la mejor forma posible. Si aún así no estás seguro de que pueda estar fallando la EGR, también puedes localizarla en el propulsor e inspeccionar si existen fugas de aceite o presencia de depósitos a su alrededor como primera advertencia de avería. Por último, la mejor forma de conocer el estado de la EGR es desmontándola, proceso más o menos complejo según su ubicación, pero que sirve para descubrir cómo de sucia está, si está trabajando de forma adecuada y además también nos permite inspeccionar cómo de sucia está la admisión. La limpieza de EGR y colector de admisión es más que recomendable en elevados kilometrajes, y aunque existen productos de limpieza en spray que consiguen eliminar parte de los residuos acumulados, siempre es más recomendable la limpieza de cada pieza por separado y fuera del motor.
Por último, aunque es cierto que la EGR demuestra ser un importante foco de posibles problemas, su misión es clara y muy importante para reducir el impacto medioambiental de nuestro coche. La anulación de la EGR está prohibida y desde la reforma de las inspecciones ITV en 2017 es uno de los puntos más perseguidos, pudiendo además ser detectada su manipulación o anulación en los análisis OBD que están llevando a cabo las ITV.