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Si hablamos de averías y problemas en el motor diésel de tu coche, una de las más frecuentes son sin duda los problemas en los inyectores. Este tipo de averías de los diésel suelen ser la consecuencia de diferentes factores, pero en todos los casos hablamos de averías fácilmente evitables si seguimos unas mínimas normas para mantener en forma nuestro motor diésel. Por ello, descubramos qué 4 buenas prácticas conseguirán mantener lejos las averías en los inyectores de un diésel.
1) Vigila el filtro del gasoil
Los filtros o elementos de filtración son siempre los grandes olvidados de un sistema de alimentación de combustible. Pese a tener unos periodos recomendados para su limpieza o sustitución, es bastante frecuente que dejemos pasar el tiempo y los kilómetros sin revisar estos elementos de gran importancia. Hemos de tener en cuenta que los filtros de gasóleo cumplen una labor fundamental, pues de ellos depende que el combustible que alcanza prebomba, bomba e inyectores no contenga impurezas que puedan dañar el motor.
Incluso en algunos coches podemos encontrar un sistema de doble filtración, con un prefiltro a la salida del tanque de combustible y un segundo filtro más restrictivo a la entrada de la bomba de inyección de alta presión que se encarga de alimentar los inyectores. No te la juegues, revisar y sustituir los filtros de combustible debe ser una tarea tan importante como cualquier otro mantenimiento.
2) Evita conducir a bajas revoluciones
La extendida creencia de que el menor consumo se consigue circulando a bajas revoluciones puede ser contraproducente, pues abusar de esta forma de conducir puede terminar ocasionando averías a nuestro motor. En el caso de los inyectores estas averías se localizan principalmente en los orificios de los mismos, un lugar donde se pueden acumular depósitos ante el funcionamiento forzado del propulsor con una combustión del gasóleo que no se realiza de la forma más adecuada. Si además se abusa de la conducción urbana se aumentan las posibilidades de sufrir una avería por las condiciones de trabajo del propulsor.
Mientras llanear o conducir con pendiente favorable a bajas revoluciones es algo recomendable ante la escasa demanda de potencia que se necesita para mantener el ritmo, obligar al motor a trabajar a muy bajas vueltas en condiciones desfavorables provoca que el motor aumente la cantidad de combustible que se inyecta en pos de ganar revoluciones. La sobrecarga del propulsor no solo genera vibraciones o esfuerzos innecesarios, sino una combustión muy poco eficiente.
3) La temperatura del motor es muy importante
Respetar la temperatura de trabajo del propulsor es un aspecto fundamental para la salud de nuestro propulsor. En el caso de los inyectores es también un factor crucial ya que los esfuerzos que soporta el motor a temperaturas bajas provoca combustiones poco eficientes donde se genera mayor cantidad de depósitos y residuos. Estos restos de la mala combustión son los que se adhieren a diferentes partes del motor, entre ellos los inyectores, provocando una obstrucción que poco a poco va cegando los orificios de salida de los inyectores.
Conforme los orificios de pulverización se van cegando, el gasto en combustible aumenta y la generación de depósitos y otros residuos se dispara. La obstrucción de los inyectores termina por alterar la pulverización del gasóleo en la cámara de combustión, un proceso que provoca combustiones menos efectivas y con ello un consumo mayor y una colmatación del inyector que obligará a su sustitución.
4) Los limpiadores milagro no existen
Si con el paso del tiempo y los kilómetros notas que tu coche diésel consume más, no rinde como antes, genera más humo negro y pese a cambiar los filtros se mantienen esos cambios a peor, quizá sea el momento de revisar el sistema de alimentación de combustible con especial énfasis en los inyectores. Hablamos de una revisión y posterior limpieza que obligará a extraer los inyectores del motor y generar una factura de varios cientos de euros, pero que a todas luces supondrá una importante mejora en prestaciones y consumo.
Sí, también están todos los remedios milagros como productos limpiainyectores, tratamientos antihumos o la adición de unos litros de gasolina al tanque de gasóleo, pero mucho ojo con los trucos caseros. Estas ayudas de bajo precio no han demostrado su verdadera efectividad, alterando las propiedades del gasóleo con el que se mezclan y pudiendo acarrear más de un problema en motores diésel modernos, propulsores con complejos sistemas anticontaminación que no toleran el uso de fluidos «extraños».
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