Las cajas de cambio automáticas no son tan ubicuas en nuestro país como en otros países europeos o en Estados Unidos, pero durante la pasada década se han popularizado enormemente. Actualmente, muchos coches ni siquiera ofrecen los tradicionales cambios manuales en opción. Lamentablemente, es un elemento mecánico más complejo, con un mantenimiento específico y la posibilidad de averías costosas – que en muchos casos exigen desmontar o reconstruir la caja de cambios. Estos son los seis síntomas más comunes de problemas en tu caja de cambios automática.
Hay muchos tipos de cambios automáticos
Antes de entrar en harina, hay muchos tipos de cambios automáticos. Los más ubicuos y a los que en gran parte se refiere este artículo son los cambios de convertidor de par. Este sistema es movido por presión de aceite y son los más suaves, además de ser el cambio automático «de toda la vida» – lleva más de medio siglo entre nosotros. Por otra parte, y con problemáticas diferentes, están los cambios automáticos de doble embrague, que llevan más de 15 años con nosotros. Por último, existen cambios manuales robotizados, que son a casi todos los efectos, un cambio manual sin pedal de embrague.
Tampoco podemos olvidar los cambios de variador continuo, muy comunes en híbridos, pero también presentes en coches convencionales – especialmente en modelos japoneses. La única característica común entre todos ellos es que se conducen con dos pedales, pero tienen funcionamientos intrínsecamente diferentes. Por tanto, centraremos este artículo en los cambios de convertidor de par. Pronto dedicaremos más espacio a averías en otro tipo de cambios automáticos.
1) Vibraciones al acelerar o al ralentí
En este caso, las vibraciones serían especialmente perceptibles al acelerar con una carga baja o media de acelerador. Es conveniente fijarnos en el cuentavueltas, y ver si la aguja oscila. Estas «vacilaciones» también pueden venir ocasionadas por elementos del motor como una EGR sucia o inyectores en mal estado, por lo que es importante aislar los síntomas del resto de posibles averías. En el caso del cambio, esto indicaría un problema en el tambor donde se alojan los discos de embrague o en el propio eje de entrada de la transmisión. Estas vibraciones o tirones pueden ir asociados a una dificultad para cambiar de marcha.
2) No cambia de marcha, o tarda mucho en hacerlo
Es uno de los síntomas más elusivos de una avería en la caja de cambios automática. El fallo puede ser causado por la electrónica, o puede ser causa de un líquido ATF degradado, a un nivel incorrecto, o que ha perdido propiedades a causa del tiempo y la falta de mantenimiento. La consecuencia es una presión inadecuada en el convertidor de par, por defecto o por exceso. La falta o exceso de presión hidráulica impedirá que los discos de embrague hagan su función correctamente y el cambio tendrá un comportamiento errático.
3) Golpes al cambiar de marcha
Este problema suele presentarse en caliente, y también al pasar de D a punto muerto o a marcha atrás. El golpe suele venir causado por un problema en el cuerpo de válvulas de la caja de cambios automática. El fallo de estas electroválvulas puede verse reflejado en un testigo de fallo si el coche es lo suficientemente moderno. Las válvulas están integradas en la mecatrónica de la caja de cambios – están controladas por la electrónica, pero son componentes mecánicos – y solucionar la avería requeriría habitualmente de la ayuda de un profesional.
4) No se mueve, ni adelante ni atrás
Si el coche no responde a nuestros inputs y es incapaz de moverse en ninguna dirección, lo más plausible es que tengamos un fallo en la bomba de aceite de la propia caja de cambios. Al no tener presión de aceite, el convertidor de par no podrá transmitir la fuerza del motor a los embragues de la caja de cambios, y no podremos literalmente movernos. También puede estar causada por un fallo catastrófico de la caja de cambios, pero los síntomas previos a ese fallo hubieran sido perceptibles durante miles de kilómetros – no sería un fallo repentino y súbito.
5) El cambio «patina» al cambiar de marcha
Es uno de los síntomas de averías más comunes en un cambio automático. Si notas que hay un resbalamiento excesivo a la hora de cambiar de marcha, el problema indica claramente un desgaste en los embragues del cambio automático. Es una avería peligrosa – igual que lo es en un coche manual – ya que podemos quedarnos sin respuesta del coche cuando más la necesitamos. Es una avería que irá a más y terminará por hacer la conducción prácticamente imposible. En algunos casos podría evidenciar un problema derivado de un nivel bajo de ATF, pero generalmente tocará abrir la caja y cambiar sus embragues.
6) Huele a quemado
Houston, tenemos un problema. Un olor a quemado en el coche nunca son buenas noticias. Si el olor proviene del cambio, lo más posible es que tengamos un aceite del cambio sobrecalentado. El fluido ATF se degrada con las temperaturas elevadas y pierde propiedades lubricantes. El resultado lo puedes imaginar: desgaste acelerado a causa del exceso de fricción, restos de metal en el interior de la caja de cambios, y todos los problemas que ello acarrea. Corre al taller a solucionar el problema, y conduce lo menos posible tu coche si detectas el problema.
¿Cuál es la solución a la avería del cambio automático?
En algunos casos, un reemplazo del fluido del cambio automático podría solucionar el problema, y debería ser lo primero que se haga antes de adentrarse en aguas más pantanosas. Si el problema persiste, no quedará más remedio que desmontar el cambio del coche para enviarlo a un especialista en cambios automáticos. Podemos estar ante un problema de desgaste en la piñonería, o podemos estar hablando de un desgaste generalizado que motive la necesidad de reconstruir la caja de cambios. Una reconstrucción no debería ser necesaria antes de 250.000 km de uso convencional del coche, y en muchos coches puede que nunca llegue a ser necesaria.
No obstante, es una operación cara con una factura que se adentrará en las cuatro cifras. De ahí que sea muy importante cambiar el fluido del cambio (y su correspondiente filtro) cuando el manual del coche lo especifica – o adelantar su mantenimiento – y seguir las recomendaciones de uso del fabricante. Tampoco es mala idea tratar al coche con suavidad: especialmente debemos evitar una conducción agresiva en frío – algo que le vendrá bien al motor, por cierto – ya que la lubricación de los componentes internos del cambio no es óptima en esos momentos.