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El volante de inercia bimasa es un elemento mecánico presente en muchos coches modernos. Un elemento mecánico de cuya existencia no se tiene constancia hasta que se avería, generando un desembolso tan inesperado como elevado para muchos incautos propietarios. En este artículo vamos a contaros qué es el volante bimasa de un coche, cómo detectar si está averiado, qué ocurre si ignoramos su mal estado y trataremos de daros una estimación de cual es el precio de sustituirlo. Este componente del sistema de embrague de un coche equipado con cambio manual no tendrá más secretos para ti.
¿Qué es el volante bimasa?
El volante bimasa es un volante de inercia con dos masas, como su nombre indica. El volante de inercia es un plato metálico, conectado al ciguëñal del coche, cuyo objetivo es transmitir a la caja de cambios la fuerza generada por el motor. El disco de embrague – técnicamente el plato de fricción – se acopla al volante de inercia para transmitir la potencia del coche a la caja de cambios y ponernos en movimiento. El volante de inercia está mecanizado en metal y está cuidadosamente equilibrado, para que la transmisión de potencia del motor sea suave, progresiva y sin vibraciones.
Hemos de entender que es necesario que todo coche tenga un volante de inercia. El propio funcionamiento del motor genera vibraciones, vibraciones causadas por las diferentes velocidades a las que se mueven sus pistones. El volante de inercia hace que giro del motor sea regular y equilibrado. Los volantes de inercia bimasa están compuestos por dos platos metálicos, en vez de uno. Están unidos por una serie de rodamientos y muelles, amortiguando de forma más eficaz las vibraciones generadas por los motores. Los volantes de inercia bimasa se empezaron a usar a finales de los años ochenta.
Con la llegada de las mecánicas turbodiésel de alta relación de compresión los volantes bimasa se popularizaron. Son muy eficaces a la hora de reducir las vibraciones intrínsecas de estos motores, haciendo de la conducción una experiencia mucho más cómoda y agradable. En estos tiempos de downsizing y mecánicas de tres cilindros, los bimasa juegan un papel clave para lograr una experiencia de conducción refinada – las mecánicas de tres cilindros están desequilibradas por naturaleza y generan más vibraciones que los motores de tres cilindros. En resumen, los volantes bimasa están hoy en día por doquier.
¿Cómo detectar que está averiado?
Con el tiempo, los muelles y rodamientos presentes en un volante bimasa se van desgastando y deteriorando. Una conducción agresiva, mucha conducción en ciudad o la inefable conducción a bajas vueltas someten al volante bimasa a un gran estrés mecánico. Todos los consejos que os hemos dado para cuidar el embrague de vuestro coche son aplicables al volante bimasa, pues son partes del mismo sistema de transmisión de potencia. Todo volante bimasa admite algo de juego entre sus dos platos – este juego amortigua las vibraciones de la mecánica. Pero este juego no debe ser excesivo.
Cuando el volante bimasa se avería o se desgasta en exceso notaremos un mayor nivel de vibraciones procedentes del motor. Estas vibraciones serán especialmente patentes al ralentí, o a bajo régimen, con poca carga de acelerador. Las vibraciones serán perceptibles y desacompasadas del régimen de giro del propulsor. Pueden venir acompañadas de un traqueteo – un clak, clak, clak – fácil de escuchar, o incluso de un sonido de rozamiento entre metales. Otra forma de detectar que está averiado es porque el coche vibra en exceso cuando soltamos suavemente el embrague al iniciar la marcha desde parado.
Este traqueteo del que antes os hemos hablando también podría escucharse al apagar el motor: el propulsor debería apagarse de forma suave y silenciosa, no con brusquedad. Por último, otra forma de detectar que el volante bimasa necesita ser reparado o reemplazado es pisar el embrague al ralentí: si las vibraciones se minimizan o desaparecen, tenemos un bimasa en mal estado. Lo mismo ocurre si accionamos el aire acondicionado del coche: al variar la carga del ciguëñal, las vibraciones podrían mitigarse – con un bimasa en buen estado no deberíamos siquiera darnos cuenta de la diferencia.
¿Qué ocurre si ignoro la avería?
Como podrás adivinar, nada bueno. Si los platos del volante bimasa se desprenden – porque sus muelles se rompan – su velocidad de giro y puede causar graves daños en la carcasa de la caja de cambios y el eje de transmisión del motor. La avería en la caja de cambios está prácticamente asegurada, y no será en absoluto barata, piensa en más de cuatro cifras. No obstante, antes de llegar a la rotura catastrófica hay que ignorar durante decenas de miles de kilómetros un bimasa en mal estado. El problema con un bimasa averiado es que somete a toda la cadena cinemática a vibraciones excesivas.
Es decir, somete a todos los componentes del motor a un nivel de vibraciones para el que no fueron diseñados. Esto no solo acorta la vida de cojinetes y silentblocks, también reduce la vida de la caja de cambios y somete al cigüeñal a un estrés innecesario. En motores modernos, diseñados con tolerancias micrométricas, este abuso constante e involuntario es realmente perjudicial – aunque a ojos del conductor sea imperceptible. En resumen, si detectas que tu bimasa está en mal estado, deberías pensar en cambiarlo lo antes posible. Aunque exija un importante desembolso económico.
¿Cuánto cuesta reparar un bimasa o sustituirlo?
La sustitución de un embrague bimasa es una avería generalmente costosa. Aunque varía considerablemente según coches, no es extraño escuchar presupuestos cercanos a los 2.000 euros en servicios oficiales. El coste de las piezas – lo más común es adquirir un kit con el plato de presión del embrague, cojinete de empuje, disco de fricción y volante bimasa – no es asequible, puede fácilmente suele oscilar entre los 400 y los 800 euros. Su reemplazo es laborioso, ya que generalmente exige desmontar la caja de cambios del coche. Raro es el taller donde no se factura un mínimo de seis u ocho horas de mano de obra.
Aunque se puede reemplazar solo el volante bimasa estropeado, el coste del plato de fricción del embrague es bajo y suele cambiarse junto al volante bimasa. El cambio del volante bimasa puede (y debe) estar acompañado del cambio del aceite de la caja de cambios, y es un buen momento para reemplazar el retén del cigüeñal – quedará expuesto al retirar el volante bimasa del eje de transmisión del cigüeñal. Aunque es posible reparar o reacondicionar un volante bimasa, el ahorro será en muchos casos pequeño, ya que gran parte del coste de la reparación es mano de obra. Con todo, es una alternativa a valorar.