En Diariomotor ya os hemos hablado del mantenimiento de los coches eléctricos. Es un mantenimiento mucho más económico y sencillo que el de un coche convencional, ya que sus motores y transmisiones tienen muchas menos piezas móviles. Aunque no requieren de los mismos cambios de filtros y fluidos que un coche de combustión, sí pueden desgastar con mas velocidad sus neumáticos o elementos del tren de rodaje, debido a su entrega de par motor. En este artículo os vamos a contar por qué aunque tu coche sea eléctrico, sí tendrás que cambiar aceite y refrigerante.
Cambios de aceite en un coche eléctrico
Si no tiene un motor de combustión interna, ¿qué aceite tengo que cambiar? Estamos hablando del aceite que baña su caja de cambios. En plata, la «valvulina» del cambio. En verdad, hablar de caja de cambios no es del todo preciso, la práctica totalidad de coches eléctricos – a excepción de coches con dos relaciones, como el Porsche Taycan – montan una relación de transmisión fija, con una única desmultiplicación. Aunque no tienen varias relaciones de cambio o marcha atrás, sí tienen un conjunto de engranajes y piñones, bañados en aceite.
Este aceite – o fluido de transmisión como es llamado por algunas marcas – es imprescindible para su correcto funcionamiento, pues evita que el calor generado por la fricción entre engranajes acorte su vida útil dramáticamente. Coches como el Tesla Model 3 integran en una misma unidad la transmisión y el diferencial, y además de estar bañados en aceite, cuentan con un propio filtro para dicho aceite. En el caso del Model 3 estamos hablando de fluido Dexron 6 ATF, idéntico al que muchos coches automáticos usan en sus cajas de cambios.
En el caso del Tesla Model S, se recomendaba su sustitución a los 12 años o 250.000 km, mientras que en los Tesla Model 3 la marca afirma que su duración es «de por vida». Muchas marcas de coches de combustión afirman que la valvulina de sus cambios manuales dura la vida del coche, pero personalmente estimo conveniente su reemplazo cada 100.000 km o 10 años. El cambio de valvulina va a redundar en una operación más silenciosa y eficiente de la transmisión.
Ningún fluido dura toda la vida del coche, a no ser que el fabricante estime en pocos años su vida útil – o el tiempo que pase con su primer propietario.
Cambios de refrigerante en un coche eléctrico
Las baterías de los coches eléctricos son enormes y complejas, compuestas por cientos o miles de celdas, sometidas a ciclos constantes de carga y descarga. Su correcto funcionamiento depende estrechamente de una temperatura controlada. Aunque algunos coches eléctricos – como el Nissan Leaf o el Lexus UX 300e – emplean baterías de refrigeración por aire, una importante parte de los coches eléctricos se han pasado a la refrigeración líquida. Una refrigeración más compleja, pero más eficiente y más controlable, especialmente durante su carga, por el cerebro electrónico del coche.
Volviendo a coches como el Tesla Model S, su sistema de refrigeración líquida puede llevar hasta 20 litros de refrigerante. Por establecer una comparación, un coche convencional de cuatro cilindros puede llevar unos 10 litros de anticongelante en su circuito de refrigeración. Aunque Tesla afirma que la duración de su refrigerante es «la vida del coche», Renault recomienda sustituir el anticongelante de los Zoe cada 5 años o 150.000 km. Peugeot recomienda el mismo cambio en su e-208 cada 10 años o 175.000 km.
Otros fluidos
Tampoco debemos olvidar el reemplazo periódico del líquido de frenos – cada dos años, con independencia del vehículo – que garantizará el correcto funcionamiento de la bomba de frenado, y el correcto y efectivo frenado del coche. Aunque el consumo de pastillas y discos sea bajo, y la regeneración haga la mayor parte del trabajo, en una frenada de emergencia o una frenada fuerte serán los frenos los que hagan el trabajo más duro. Por último, sus sistemas de aire acondicionado pueden necesitar recargas con los años, al igual que lubricación.