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Hace no tantos años, superar los 200.000 km era algo solo posible si tenías un Mercedes o un coche que te había «salido muy bueno». Hoy en día, aunque creamos lo contrario, los coches son capaces de alcanzar altos kilometrajes con mucha más facilidad. Los coches modernos son mucho más duraderos y fiables, pero los temidos 300.000 km sigue siendo una gran barrera psicológica para muchos conductores. No os vamos a engañar: llegar a los 300.000 km es un desafío, pero está a tu alcance si sigues estos 5+1 consejos – y no cierras tu cartera a cal y canto.
Como siempre, me gusta predicar con el ejemplo. Y para ello, os puedo contar que soy el propietario de un coche con cerca de 310.000 km en su odómetro. Un coche que no pretendo jubilar antes de los 400.000 km, y que aún tiene mucha vida por delante. En los casi 100.000 km que llevo siendo su propietario, he aprendido muchas lecciones y os voy a contar qué es necesario para mantener en buen estado un coche de alto kilometraje. Como es evidente, los coches y todos sus componentes están sometidos a un desgaste, tanto temporal como por uso.
No os dejéis amedrentar por amigos y familiares: un coche de 300.000 km puede ser tan fiable y servicial como cualquier otro… siempre que sigas estos consejos al pie de la letra.
1) Practica un mantenimiento preventivo, adelantado y meticuloso
Mi coche tiene actualmente 15 años, y una vez superemos los 200.000 km hemos de entender que ciertos componentes – que mucha gente con coches de menor kilometraje no llega siquiera a cambiar en la vida de sus coches – comienzan a convertirse en consumibles. Cambiar un embrague y un volante de inercia, inyectores, un filtro de partículas o tacos de motor no son averías: en un coche de alto kilometraje, se convierten en tareas de mantenimiento. Y son operaciones de mantenimiento caras, capaces de asustar a muchos propietarios.
En verdad, este es el consejo más importante de este artículo. En un coche de alto kilometraje el mantenimiento es vital. Mucho más que en coche de menor kilometraje. Adelanta los cambios de aceite – el motor necesita más lubricación, ya ha soportado cientos de miles de kilómetros de fricción – y ten al día todos sus sistemas de filtrado. Especialmente el de combustible, si el coche es diésel. Practica el mantenimiento preventivo: cuando tus finanzas te lo permitan, reemplaza componentes al límite de su vida útil, o susceptibles de fallo en tu coche.
Si es posible, fiabiliza componentes susceptibles de fallo, como por ejemplo, los manguitos del sistema de refrigeración. Para poder adelantarte a posibles averías y conocer al dedillo todas las operaciones de mantenimiento de tu coche – y tu versión/motorización concreta – te recomendamos encarecidamente la compra de un manual de taller de tu vehículo. Una consulta al manual de propietario de tu coche puede indicarte que la valvulina del cambio no requiere de cambios, cuando en verdad, resulta muy recomendable su cambio tras cierto kilometraje.
2) Escucha todos sus ruidos, y atiende a ellos
Como siempre os digo, conducir un coche entrado en años y kilómetros, es una labor de amor. Como si fuera vuestra pareja, debéis escuchar y atender sus quejas si no queréis tener una dolorosa ruptura. Todo coche entrado en años tiene grillos y sonidos peculiares. La clave está en identificar dichos sonidos, y prestar mucha atención a nuevos sonidos, golpes, crujidos o chirridos. Siempre son indicativo de algún tipo de problema, y en mi opinión y experiencia, lo más recomendable es atenderlos lo antes posible.
¿Por qué? Porque pueden ser la antesala de un problema mucho más grave. Si atendemos a sus quejas con una visita al taller – o una inspección por nuestra cuenta – podremos comprobar que nuestra bomba de agua está fallando, o que uno de los manguitos de presión del turbo está a punto de romperse. Para muestra un botón: un sonido aerodinámico extraño me indicó que una tapa de plástico bajo el coche se había soltado. Bajo esta tapa se encontraba el cerebro electrónico del coche (la centralita), expuesto al agua y el resto de inclemencias meteorológicas.
3) Conoce tu coche al dedillo (o ten un mecánico de confianza)
Llevar tu coche hasta la frontera de los 300.000 km e incluso superarla te obliga a conocer tu coche en profundidad. No solo conocer su mantenimiento al detalle: conocer cuáles son los fallos endémicos del modelo, conocer qué limitaciones tienen ciertos componentes, saber qué modelo de filtro de combustible usar o saber que los tacos de motor debes comprarlos a un especialista británico – que ha solucionado el fallo de diseño del componente de fábrica. No es por capricho: este conocimiento no solo te ayudará a diagnosticar muchos potenciales problemas.
Este conocimiento te permitirá trabajar en tu coche con conocimiento de causa, o explicarle a tu mecánico cual es el posible problema que acabas de detectar en tu coche, o a qué elementos debe prestar especial atención. Si no vas a mantener tu coche por ti mismo, es muy importante contar con un mecánico de confianza. Un mecánico que conozca tu coche, que conozca su historial y que tenga experiencia con ese modelo en concreto. Un profesional meticuloso y transparente que sepa de qué pie cojea tu coche, y que te acompañe en su mantenimiento y reparaciones.
4) Trata tu coche con suavidad y cariño
Tu coche ya ha dado muchas vueltas a la tierra. Aunque su época dorada haya pasado y el coche no sea el niño mimado que era cuando lo adquiriste, sigue mereciendo todo tu cariño y dedicación. Si cabe, necesita aún más. ¿Inscribirías a tu abuelo en una maratón? Tu coche es atleta de fondo, pero es un atleta que necesita calentar antes de entrar en acción, y tiene ciertos achaques que le impiden dar el 100%. No se merece que lo conduzcas de forma agresiva, a alta velocidad, o que pases sin miramientos sobre baches y resaltos.
Los baches y resaltos son especialmente duros para el tren de rodaje de un coche entrado en años. No solo puedes provocar un desalineamiento en su dirección, provocarás holguras en bieletas, barras estabilizadoras y cojinetes, además de desgastar prematuramente sus amortiguadores. No merece que descuides su mantenimiento, y no merece que escatimes dinero en mantenerlo en forma. Cuídalo, y te cuidará, dándote años y años de buen servicio. De lo contrario, tu veterano atleta no tardará en lesionarse, y esa lesión puede costarle su futuro.
5) Limpia tu coche de forma rutinaria
No solo conseguirás mantenerlo en un estado presentable y bonito. Ese tiempo a solas con tu coche te permitirá inspeccionarlo de cerca, y darte cuenta de cosas que podrían haber pasado desapercibidas. Por ejemplo, una zona en la que se ha saltado la laca de la pintura, abriendo la puerta al deterioro de la pintura y la llegada de óxidos. Además, mantener su carrocería e interior limpios evitará la acumulación de residuos, la obstrucción de sus canales de desagüe, y la aparición de mohos o humedades. Además, ¿a quién desagrada un tranquilo rato a solas con su coche?
5+1) No esperes completa fiabilidad: habrá averías
El último punto de este artículo no es un consejo per se. Es una reflexión. Tu coche puede llegar a los 300.000 km sin problemas si sigues estos consejos. Pero no puedes ni debes esperar una completa fiabilidad. En un coche con 300.000 km fiabilidad es que el coche no te deje tirado ni tenga una avería catastrófica en su mecánica. Debes asumir que tendrás que reemplazar componentes de desgaste, y tendrás que reparar componentes que no pensabas que fuesen a fallar. Por ejemplo, y en mi caso, la bomba de agua de los limpiaparabrisas.
Estas averías son propias de un coche con una cierta edad y un gran número de kilómetros a sus espaldas. Entran dentro de la normalidad. Este tipo de averías no son de gran calado, y debemos separarlas de fallos graves de la mecánica, como una rotura del turbo, una avería de la bomba inyectora de alta presión o un motor gripado a causa de la rotura del turbocompresor antes mencionada. Ese tipo de averías serían suficiente para mandar tu coche al desguace, pues su reparación superará con toda seguridad el valor del propio coche.
El resto de averías, y su mantenimiento, con toda seguridad serán inferiores a la «letra» de comprarte un coche nuevo o un coche de segunda mano con pocos años a sus espaldas.