Los cristales empañados son una constante en los meses más fríos del año, y es un fenómeno con el que todo conductor debe lidiar. Nos subimos a nuestro coche – es posible que duerma en el calle – y el parabrisas se empaña a los pocos segundos de acceder al habitáculo. O puede que esté directamente empañado si vivimos en una zona húmeda, en la que existe mucha condensación. Es entonces cuando empieza el lío: algunos conductores usan un trapo viejo, otros ponen la calefacción a todo trapo, otros usan el aire frío, otros el aire acondicionado… pero, ¿cuál es realmente la forma más rápida y efectiva de desempañar la luna?
Cómo desempañar los cristales del coche en 5 pasos
Una breve lección de física
La condensación es un fenómeno que ocurre cuando la cantidad de vapor de agua en el aire llega a su límite. El aire no puede absorber más humedad y se comienzan a formar pequeñas gotas de agua sobre la superficie de – en este caso – el cristal de nuestro coche. Para entender un poco más la condensación, hemos de saber que el aire caliente es capaz de retener más humedad que el aire frío. La temperatura dentro de nuestro coche es superior a la exterior, con el parabrisas actuando como barrera. La temperatura del parabrisas es inferior a la del habitáculo del coche, y el aire más cercano a su superficie, más frío.
Ese aire es incapaz de retener la misma humedad, y sobre la cara interior del parabrisas se forma una película compuesta por miles de minúsculas gotas de agua – así es como el aire libera el exceso de vapor de agua – que nos impiden ver correctamente hacia fuera del coche. Conociendo de forma intuitiva qué es la condensación, podemos luchar contra ella. Es peligroso, ilegal e imprudente conducir con los cristales empañados, ya que nuestra visibilidad puede quedar reducida hasta prácticamente cero: estas minúsculas gotas de agua distorsionan la imagen, y apenas distinguiremos formas y colores.
¿Cuál es la fórmula perfecta para desempañar el cristal?
En primer lugar, olvídate de ese trapo viejo y roñoso que guardas en la guantera o en el hueco de las puertas – sí, ese antiguo trapo del polvo de casa de color amarillo y granate. Limpiar el parabrisas con ese trapo es un parche, una solución muy temporal que no elimina las condiciones físicas que hacen que las lunas se empañen. Además, arrastrará suciedad con cada pasada y dejará marcas en el cristal. Estas marcas serán más difíciles de limpiar, y aparecerán cada vez que el cristal vuelva a empañarse. Además, «pasar el trapo» con el coche en movimiento puede provocar que tengas un accidente.
1. Dirige el chorro del aire al cristal, a máxima potencia
En el climatizador o sistema de aire acondicionado de nuestro coche, debemos seleccionar el modo que envía el chorro de aire al parabrisas. Muchos coches modernos poseen un botón al uso para desempañar el parabrisas, que activaremos si es el caso. En coches algo más antiguos, giraremos el selector hacia el modo de desempañado. Acto seguido, seleccionaremos la máxima velocidad para el ventilador del sistema de climatización – aunque sea incómodo y ruidoso, estamos jugando con la visibilidad hacia fuera del coche.
2. Pon la calefacción del coche
Queremos que el aire que llega al parabrisas sea lo más caliente posible, para romper la película de aire frío que lo recubre, y que sea capaz de absorber la humedad que lo recubre. Dirigir un chorro de aire frío hacia el parabrisas no tendrá efecto alguno, o tendrá un efecto despreciable. En un coche el aire caliente procede de un calefactor, a través del que circula refrigerante caliente procedente del bloque motor. Por eso debemos tener el motor arrancado si queremos desempañar el parabrisas con posibilidades de éxito.
3. Activa el aire acondicionado
Puede parecer anti-intuitivo, lo sé. Pero es necesario que activemos el aire acondicionado de nuestro coche. Estos sistemas están diseñados para retirar humedad del aire mediante un evaporador, parte clave de su esquema de funcionamiento. De esta manera, conseguiremos retirar aún más humedad del interior del vehículo, ya que este aire seco tiene una mayor capacidad de absorción – pensad en una toalla recién escurrida. En los vehículos equipados con climatizador, el aire acondicionado suele activarse de forma automática si está conectado.
4. Quita la recirculación de aire interior
Este punto es clave. Con la recirculación de aire activada, no renovaremos el aire expulsado por el sistema de climatización, y no conseguiremos extraer la humedad del interior del coche. Nuestra propia respiración – y la de los acompañantes – provocará que el aire sea cada vez más húmedo. En verano sí es recomendable activar la recirculación para no someter al compresor al esfuerzo extra de enfriar constantemente el aire caliente procedente del exterior – pero ese es un tema para otro artículo a fondo.
5. Abre ligeramente las ventanas del coche
No queremos congelarnos – ni congelar a nuestros acompañantes – en el interior del coche, pero conviene abrir un palmo las ventanillas del coche cuando comencemos a desempañar el parabrisas. No, no es contraproducente: estaremos intercambiando rápidamente aire frío (y sobretodo seco) del exterior con el aire húmedo y más caliente del interior del coche.
Por último, piensa que es posible evitar la formación de esta condensación aplicando productos anti-vaho al interior del parabrisas. Otra solución que puede mitigar en parte que se empañen los cristales del coche es llenar un calcetín con arena para gatos o gel desecante, y colocarlo sobre el salpicadero. Debería ser capaz de absorber una buena parte de la humedad interior. Marcas como Ford tienen parabrisas laminados con función anti-empañado: en su interior poseen finísimos filamentos eléctricos que se calientan, desempañando el cristal en apenas instantes.