Hablar de que con cuatro horas perdidas te has quedado sin opciones de victoria en el Dakar ya después de la segunda etapa era antes una locura. Sin embargo, en esta nueva filosofía de carrera en la que las victorias se miden en minutos y no en horas y con una edición en la que nos encontramos con 8 Mini All4 Racing de X-Raid, varios Toyota candidatos y los Peugeot 2008 DKR, pensar en que se puede seguir teniendo opciones es utópico.
Aun así, Robby Gordon sigue sin perder la esperanza. El estadounidense tuvo durante la etapa de ayer graves problemas de frenos, siendo superado en la primera parte de la etapa por muchos participantes e incluso teniendo que detenerse en una ocasión para extinguir un conato de incendio producido en la rueda trasera izquierda, muy posiblemente provocado por dicho fallo en los frenos.
Todo el mundo va a tener problemas en este Dakar. He perdido 4 horas, pero es sólo el segundo día de la carrera. No he terminado por ahora, de ninguna manera.
Los momentos de nerviosismo vividos por Gordon y su copiloto Johnny Campbell nos dejan una buena muestra de la tensión que se vive en una carrera como esta. Tras solucionar este problema y tras recuperar el ritmo y la agresividad que le caracteriza, el Gordini (nombre con el que bautizó el propio Robby a su creación) se volvía a detener a sólo 30 kilómetros para completar la etapa de 518, la más larga contra el crono de esta edición del Dakar.
Ahí se había acabado la etapa para ellos, y al igual que le ocurrió a Nani Roma el lunes, el norteamericano tuvo que esperar al camión de asistencia para ser remolcado hasta la meta y posteriormente al vivac. El resultado final fue terminar la etapa en 9 horas y 12 minutos, más de cuatro horas por detrás de Nasser Al-Attiyah, ganador del día y nuevo líder tras las cuatro vueltas de campana de Orly Terranova.