La pasada temporada tuvo lugar la vuelta de los motores turbo a la Fórmula 1. Tras los V10 y los V8, pasar a los V6 Turbo supuso una reducción clara en la potencia además del problemática en cuanto al sonido que trajo de cabeza a Bernie Ecclestone y los equipos durante gran parte de la temporada. Incluso se llegó a hablar de la posibilidad de instalar inventos como “trompetas” amplificadoras o incluso de un posible paso atrás en forma de regreso a los V8.
Sin embargo, la llegada de Honda obliga a que los equipos tengan que continuar por lo menos hasta el próximo cambio en el reglamento técnico con los actuales V6 Turbo. El Grupo de Estrategia de la Fórmula 1 se va a reunir esta semana con el objetivo de hacer la Fórmula 1 actual un poco más excitante. ¿Y cuál es la intención de dicho grupo? Pues ni más ni menos que la de aumentar la potencia de las actuales unidades por encima de los 1.000 CV.
Algo que obviamente haría que los monoplazas sean más complicados de conducir con la limitación aerodinámica que se ha ejecutado durante las últimas campañas y sin la necesidad de tener que realizar un rediseño total de los actuales motores (únicamente reforzarlos para poder soportar una mayor exigencia). Tan sólo aumentando el flujo de combustible, además de la posibilidad de llevar más de 100 kilogramos para carrera y elevando el límite de las rpm se llegaría a superar dicha cifra mágica del millar de caballos de vapor.
Obviamente, el lema de una Fórmula 1 más sostenible o amiga del planeta pasaría a un lado (actualmente tampoco podemos decir que sea muy eco friendly). Los otros objetivos principales son los de aumentar la sonoridad, además de la posibilidad de estandarizar muchos de los componentes auxiliares con el fin de de abaratar los actuales motores V6 Turbo. Una propuesta que ya realizó Christian Horner a finales de 2014. 1.000 CV, más nostalgia para muchos.
Vía | Autosport
