Si hablamos de un piloto capaz de ganar los Mundiales de Rallyes de Producción y de WRC2 (con dos coches completamente distintos y una filosofía de gestión de carrera muy diferente), 10 títulos del Campeonato de Medio Oriente de Rallyes, capaz de ser medalla de bronce de tiro, competitivo al volante de una lancha rápida, Príncipe de Qatar, criado en el desierto y ganador del Dakar 2011, todos sabréis de quién estamos hablando.
Ese envidiable palmarés y títulos son ni más ni menos que de Nasser Al-Attiyah, que se encuentra actualmente líder del Dakar 2015 al volante de su Mini All4 Racing (la última evolución) vestido con los colores de Red Bull. El catarí disputa el que es su segunda prueba sudamericana al volante del coche de X-Raid después del fallido proyecto con los buggies construidos por Jefferies Racing y aquel año para olvidar con el Hummer de Robby Gordon que sucedió a su época como piloto oficial de Volkswagen.
Durante 11 ediciones, Nasser ha cosechado dos podios y un triunfo, el de 2011, tras un intenso duelo con Carlos Sainz al volante de los Race Touareg que nos hizo levantarnos del asiento. Durante estos 12 años, el qatarí ha conseguido 21 victorias (contando las 3 que lleva ya durante esta semana de Dakar 2015) pero también ha sumado hasta cinco abandonos. Sin embargo, desde su participación al volante de los BMW de X-Raid hemos encontrado en Al-Attiyah el piloto de raids “casi” definitivo.
Siempre con una sonrisa en la boca y muy afable, el piloto de 44 años ha demostrado en numerosas ocasiones su voluntad por ayudar a otras personas y sin ir más lejos a influido positivamente en la participación de Albert Llovera en los dos últimos Dakar al volante del MD Buggy. Sin embargo, esa simpatía que muestra fuera del coche se le olvida completamente al enfundarse los guantes y el casco. Su agresividad al volante, inteligencia y capacidad de leer la carrera son envidiables (capaz de rivalizar en velocidad pura con todo un bicampeón del WRC como es Carlos Sainz) y el hecho de haber nacido en el desierto le permite tener una navegación sólo igualada por hombres de la experiencia de Stéphane Peterhansel o Giniel de Villiers.
Si bien las características positivas de Nasser al volante son muchas, también es cierto que esa agresividad se vuelve en ocasiones en su contra en forma de excesos de fogosidad. Su carácter ganador le ha jugado malas pasadas y el año pasado le dejó sin ir más lejos la victoria en bandeja a Nani Roma después de la penalización recibida de una hora por saltarse uno de los way points. Este año a punto ha estado repetirse la historia al superar la velocidad permitida en uno de los controles de paso, algo que es castigado con dos minutos de sanción. Dos errores que en un Dakar te puede pasar seria factura.
Con Nani Roma y Carlos Sainz ya fuera de la lucha, Al-Attiyah sigue ostentando la vitola de favorito que ya tenía antes de empezar la prueba. Después de seis días y antes de la importante etapa maratón de hoy, el piloto de Red Bull cuenta con una sólida ventaja sobre Giniel De Villiers y con un coche sólido, rápido y fiable que le permiten explotar toda su rapidez. Lo dicho, el piloto “casi” perfecto.