Ayer el Dakar tenía un momento muy especial para la categoría de los coches. Tras la disputa de la primera parte de la etapa maratón ayer los Giniel de Villiers, Nasser Al-Attiyah y Stéphane Peterhansel salían del icónico Salar de Uyuni en grupos de cinco (salida neutralizada, lo cual resto prácticamente toda la espectacularidad al momento) para recorrer casi 150 kilómetros gas a fondo a través de una especial que recordaba al mítico Bonneville, lugar en el que se realizan los asaltos a los Records de Velocidad terrestre.
Esta etapa nos permitió ver coches tan distintos como la Toyota Hilux V8, el Peugeot 2008 DKR, el Mini All4 Racing y el Gordini de Robby Gordon salir juntos y echar “carreritas” durante kilómetros y kilómetros por este paraje desértico. A pesar de que los vehículos de raids (al igual que los de rallyes) no suelen estar preparados para alcanzar grandes puntas de velocidad debido a sus cortos desarrollos que les permite aprovechar toda la potencia de estos grandes motores en las zonas más reviradas, prácticamente la mayoría de los supervivientes de esta primera semana del Dakar consiguió alcanzar velocidades cercanas a los 200 km/h.
Para ello, muchos pilotos tomaron la opción de coger los rebufos a los vehículos que se iba encontrando por el recorrido, dejándonos imágenes muy similares a cuando en la NASCAR realizan el llamado bump drafting, que no es otra cosa que la técnica que utilizan en los Stock Cars para ir más rápido. El de delante quita el aire y el de atrás, empujando con su parachoques delantero en el trasero del rival, aporta la potencia que el piloto que le precede pueda perder debido al rozamiento con el aire. Esto hace que el conjunto de los dos coches sea más rápido que si rodaran por separado.
En este caso no llegó a haber contacto, pero sí vimos a los pilotos del Dakar rodando muy juntos, casi rozándose. Giniel de Villiers fue uno de ellos, y su copiloto, Dirk von Zitzewitz, lo llegó a inmortalizar en varias ocasiones mediante fotos a Nasser Al-Attiyah e incluso un video cuando rodaban a 180 km/h tratando de rodar, como si de un par de ciclistas se tratara, tras el Mini del ruso Vladimir Vasilyev. Ventajas de no tener que cantar notas, ni hacer indicaciones en más de 100 kilómetros. No os perdáis los videos.