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Control Stop: Sébastien Ogier ya iguala las 25 de Colin McRae

Comenzamos con esta nueva sección en la que trataremos de resumir cada prueba del Mundial de Rallyes con el siempre especial Rallye de Monte-Carlo. La cita monegasca nos dejaba este fin de semana un bonito duelo entre Sebastienes que finalmente terminaría con el aprendiz superando al maestro y con Volkswagen repitiendo el triplete conseguido por Citroën hace 12 años.

En aquella ocasión, el Rallye de Monte-Carlo 2003, terminaba con Sébastien Loeb por delante de Colin McRae y Carlos Sainz y empezaba a darnos muestras de que aquel alsaciano iba a ser una referencia en esto de los rallyes a no mucho tardar. Más de una década después, Ogier ha recogido su testigo y tras dos títulos mundiales se plantaba en la cita monegasca de este año con el único objetivo de ganarle esta partida a Loeb.

Sin embargo, fue el nueve veces Campeón del Mundo el que daría el primer golpe. Un puñetazo directo al mentón del joven aspirante que estaba cerca de dejarle noqueado. Ogier mostraba su descontento con todo, con el orden de salida, la falta de splits, la monta de neumáticos, incluso reconocía abiertamente estar recortando más las curvas para tratar de ensuciar el recorrido para los pilotos que le seguían, entre ellos el propio Sébastien Loeb. Obviamente es una táctica habitual en el WRC y en el resto de campeonatos de la categoría, pero lo curioso es que el de Gap lo dijera en voz alta a los micrófonos de la radio en medio de su estado de histeria.

La lección magistral de Loeb fue contestada por Ogier y por el Volkswagen Polo R WRC 2015 con solvencia. Al volante de un coche más competitivo que el actualizado Citroën DS3 WRC, la punta de lanza de los alemanes se dispuso a atacar durante el viernes y tras algún error del propio Loeb, todo acababa cuando el astro francesa llevaba la montura de los dos chevrones a impactar contra una roca que arrancaría una rueda trasera y le obligaba a abandonar.

A partir de ese momento, y a pesar de reengancharse por medio del Rally2 como en aquel mítico Monte-Carlo 2006, las dos etapas restantes nos dejaban a un Ogier controlador pasando algún apuro ante la ausencia de splits, pero con un gran colchón sobre sus compañeros de equipo. Sumaba de esta manera las 25 victorias que lucen en el palmarés de Colin McRae y se queda a una sola de igualar las de Carlos Sainz, mientras que Loeb tenía que contestar una y otra vez (de forma negativa desgraciadamente) a si planea disputar más pruebas esta temporada en el WRC.

En cuanto al resto, Jari-Matti Latvala estuvo lejos de la imagen a la que nos tiene acostumbrados. El finlandés estuvo falto de brillo, temeroso de volver a comenzar una temporada más con un abandono. Buena muestra de ello es que no sumó ni un solo scratch en los 15 tramos disputados (los mejores cronos se los repartieron Ogier, Loeb, Kubica y Meeke), mientras que Mikkelsen, el tercero en discordia en Volkswagen, tenía que lidiar con la pequeña desventaja de no contar con la nueva evolución del Polo R WRC.

También fue preocupante el rendimiento de los Hyundai i20 WRC. Sin apenas mejoras y pensando más en el desarrollo del nuevo coche, Thierry Neuville y Dani Sordo se encontraron con muchos problemas para poder meterse entre el Top 5 en cada tramo y se veían constantemente superados por el resto de coches oficiales. La escabechina de M-Sport tras los problemas de suspensión de Elfyn Evans y la salida de pista de Ott Tänak, y los “incidentes” de Meeke y Loeb les abrieron el camino para escalar al quinto puesto y sumar unos puntos para el mundial de marcas muy importantes debido a que ni Mikkelsen ni Ostberg bloqueaban puntos para este apartado. Sin embargo, se prevé que los hombres de Nandan sufrirán hasta que llegue la nueva montura en verano, más aún cuando M-Sport estrene el nuevo motor que previsiblemente llegará en el próximo Rally de Portugal.

En cuanto al resto, buen rally de Meeke que se mostró igual de rápido y volátil que siempre, Ostberg salvó el honor de Citroën con su cuarto puesto (aunque sus declaraciones sonaban a amante despechado después de que los galos prefiriesen al “jubilado” Loeb antes que a él), los jóvenes de Malcolm Wilson dieron la cara a pesar de los errores posteriores y en cuanto a los privados de “lujo” Prokop, Bertelli y Protasov no hay mucho que destacar.

Robert Kubica merece mención aparte. El polaco se vio muy pronto fuera de la lucha por las posiciones de honor por un problema de con el alternador que le obligaría a retirarse al impedirle la policía francesa continuar por el enlace sin luces. A partir de ese momento, Kubica desplegó todo su pilotaje, siendo en ocasiones el único capaz de igualar y poner algo de sombra al duelo Loeb vs Ogier. En total, el ex-piloto de Fórmula 1 logró cuatro scratchs, pero también sufrió la nada despreciable cifra de tres salidas de pista, la última de ellas tras quedarse sin frenos y tener que parar el coche contra un petril. Es encomiable el empeño y el esfuerzo que pone el ahora piloto privado, pero debe tomarse las cosas con calma e ir cogiendo ritmo con el paso de las pruebas.

Las categorías inferiores no dieron demasiado juego. La esperada batalla entre Delecour, Dumas y Duez en la categoría R-GT se quedó en un monologo del ex-piloto del Mundial de Rallyes, mientras que en WRC3 y JWRC, Quentin Gilbert no dio opción alguna a sus rivales. La que sí tuvo mucha emoción fue WRC2 con el duelo entre Stéphane Lefebvre y Martin Koci. Incluso algunos nos llegamos a acordar de aquel SWRC que se jugaron Juho Hänninen y Ott Tänak. A pesar de que la lucha terminó pronto por los problemas de transmisión de Koci, la categoría tiene muy buena pinta si el nivel de ambos se mantiene y se unen a la fiesta otros hombres como Craig Breen, Xevi Pons o la posible llegada de Cohete Suarez.

En Diariomotor Competición:

Rallye de Monte-Carlo 2015: Sébastien Ogier y Julien Ingrassia triunfan en la primera del año.

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Iván Fernández

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