Ese es el objetivo que se ha propuesto el Grupo de Estrategia de la Fórmula 1. A pesar del secretismo tras la reunión del pasado jueves, se ha filtrado que el objetivo es comenzar con el estudio para la reintroducción de neumáticos traseros más anchos y los cambios aerodinámicos que eso supone, además de conseguir que los actuales propulsores lleguen a los 1.000 CV de potencia a partir de 2017.
Sin embargo, se ha rechazado en pleno el cambio de normativa de motores, ante la propuesta realizada por Bernie Ecclestone de pasar a una disposición V8 Biturbo de 2.2L. Por ello se estudiará la forma de conseguir superar la cifra mágica del millar de caballos de potencia con los actuales V6 Turbo de 1.6L por medio del aumento del flujo de combustible, algo que actualmente se encuentra limitado a 100 kilogramos por hora.
La segunda modificación, la de la utilización de neumáticos traseros más anchos con sus consiguientes cambios en la carrocería que permita acogerlos, se podría implantar ya desde la próxima temporada. Sin embargo, las escuderías ya han dejado bien claro que estos cambios no deben suponer un incremento radical en los costos que pueda poner más en riesgo la actual Fórmula 1. Con estas modificaciones se espera conseguir un extra de carga de aerodinámica y de agarre mecánico y por tanto coches más rápidos por vuelta.
Las propuestas de cada equipo para dichos cambios se volverán a poner sobre la mesa a finales de este mes y pueden ser aprobadas por la comisión antes del 1 de marzo, a partir de esta fecha, tiene que haber unanimidad para poder aprobar cualquier cambio reglamentario para 2016.
Vía | Autosport