Sólo unos días después de atacar a los actuales World Rally Cars, declarando que eran coches “para amas de casa”, hoy ha tocado el turno de que los pilotos del Mundial de Rallyes sean el blanco de las criticas de Walter Röhrl. Según el Campeón del Mundo de la categoría en 1980, los protagonistas del campeonato son como marionetas controladas a distancia que no pueden decir lo que piensan.
Para el alemán, el WRC ha cambiado a peor y su decisión de abandonarlo fue tomada en el momento correcto ya que los coches de rallyes que hay en la actualidad son mucho más fáciles de llevar que en el pasado y el formato compacto de las pruebas no le termina de enamorar. Además, como uno de los mayores representantes de Alemania en el Mundial, Röhrl también es de la creencia de que a nadie le importa la marca que esté delante, sino que todo el mundo recuerda al piloto campeón. O lo que es lo mismo, si el WRC quiere volver a atraer la atención del país de Angela Merkel necesita un piloto de esa nacionalidad.
No hay ningún piloto parecido a nosotros. Hoy en día son manejados por la industria como si fueran marionetas controladas a distancia que no pueden decir lo que piensan. Alguien como yo lo haría a pesar de que esto significase 14 días sin licencia y que le echaran fuera. Hoy en día, un coche de rallyes es mucho más fácil de pilotar que en mi tiempo. Actualmente es mucho más sencillo convertirse en un piloto de cabeza. Estoy convencido de que me fui en el momento adecuado.
Obviamente el control que actualmente ejercen las firmas sobre las declaraciones de sus pilotos es mayor que en el pasado y posiblemente las salidas de tono sean menores. Todo el mundo ha recordado alguna vez a Prost diciendo que el Ferrari era un camión (y no terminó la temporada con la Scuderia), e incluso Mikkola no se escondía para declarar que “Audi no tenía experiencia construyendo coches de rallyes. Tuve que reventar cuatro unidades del Quattro en los saltos de Finlandia durante los test para que lo reforzaran”.
A buen seguro en lo que nadie le llevará la contraria es que el estilo compacto de los rallyes ha cambiado la forma de entender el WRC y mientras que ahora se habla de que el Rallye de Córcega podría tener 300 kilómetros contra el cronometro repartidos en cinco tramos, en la década de los ochenta la prueba corsa superaba los 1.100 en sólo dos días (concretamente en 1980 donde Röhrl terminó segundo con el Fiat 131). En cuanto a los coches poco que decir ya que yo soy de la creencia de que hay que querer a cada época por lo que es, pero lo cierto es que algunos CV más de potencia sí que podrían tener.
Vía | Rallye Magazin