Durante la pasada semana se hizo público el interés de los promotores del Mundial de Rallyes por recuperar al menos una cita asiática. Mientras que China tiene muchísimas opciones de incorporarse ya la próxima temporada, el regreso a Japón se ha convertido en otra opción más que plausible gracias en gran parte a la vuelta de Toyota. Sin embargo, no todo va a salir por el camino que esperan en la firma de Toyoda.
Al parecer, el presidente de Toyota tenía la intención de tener un Rally de Japón cerca de la sede central de la firma, en Tokio. Una posibilidad que pasa a un segundo plano debido a que no hay tramos de tierra cercanos a la capital del país del sol naciente y que según Oliver Ciesla, el WRC no quiere más rallyes de asfalto. Obviamente, esto deja la alternativa de volver a Hokkaido, Sapporo y Obihiro con muchas papeletas a pesar de que el propio Ciesla reconoce que está demasiado lejos de Tokio.
Aun así, me quedo con las palabras del promotor del Mundial. “EL CAMPEONATO NO QUIERE OTRO RALLY DE ASFALTO”. Así, sin remordimientos, como si hubiera muchos. El WRC siempre ha sido una disciplina con más rallyes sobre tierra que sobre asfalto, justo lo contrario a lo que ocurre en el Campeonato de Europa o anteriormente en el IRC. En la actualidad, Alemania y Francia son las únicas pruebas sobre asfalto puro, mientras que Monte-Carlo y Catalunya se pueden considerar de asfalto mixto debido a las condiciones invernales y la etapa de tierra respectivamente.
Dos de 13, un número demasiado limitado para el Campeonato del Mundo. Obviamente, el formato de los rallyes del WRC hace que sea engorroso cortar las carreteras durante tres días e incluso permitir a los pilotos los reconocimientos del recorrido. Lo cierto es que a pesar de que experimentos como Bulgaria o Alsacia no han terminado de funcionar, el Mundial sigue echando de menos algún rally de asfalto puro más, como por ejemplo la última etapa del Rallye de San Remo.