Este fin de semana comienza en Termas de Río Hondo la temporada 2015 del WTCC. El mundial de turismos, una competición que comenzó en 2005 como la evolución natural del ETCC, el campeonato europeo de turismos. ¿No? Pues de hecho, no, ya que en 1987 ya hubo un primer mundial de turismos ganado por el italiano Roberto Ravaglia, utilizando ya el nombre «World Touring Car Championship». Un campeonato solitario ya que no tuvo continuidad hasta 1993 con la llamada World Touring Car Cup, pero eso sería ya otra historia.
El campeonato empezó también como la evolución lógica del ETCC aunque por aquel entonces no se produjo una mutación sino un nacimiento. El nuevo mundial de turismos empezó con el objetivo de unificar a los mejores pilotos de la disciplina bajo la bandera de la FIA, que dirigía el campeonato. Un mundial totalmente oficial, por lo tanto, que contaba con pilotos de nivel que compartían los coches a modo de carreras de resistencia y coches pertenecientes al Grupo A. Las carreras eran básicamente pruebas de resistencia de distancia variable, incluyendo como prueba estrella las 24 horas de Spa-Francorchamps pero también la Bathurst 1000 y hasta una prueba en el Jarama.
El inicio del certamen, en el rapidísimo circuito de Monza, fue el peor imaginable. Los Ford fueron descalificados por electrónica ilegal mientras que poco más tarde, los BMW también fueron descalificados en este caso por ser la parte inferior del coche demasiado delgada. Esto dejaba a siete coches sobre quince descalificados y entregaba la primera victoria del año a Alfa Romeo, que obtuvo un triplete -en realidad la victoria fue para el Holden de Allan Moffat y John Harvey pero al no estar inscritos en el campeonato del mundo, a nivel de puntos era como si no estuvieran en pista-.
Entre algunos nombres curiosos en el podio del WTCC de Monza encontramos a Alessandro Nannini y Michael Andretti, terceros. Roberto Ravaglia y Emmanuele Pirro se impusieron en la prueba del Jarama con su BMW M3 mientras los Ford Sierra sufrían. En aquella prueba se subió al podio Luis Pérez-Sala, que se perdió la siguiente prueba en Dijon. Allí, Johnny Cecotto se subiría a lo más alto en otro BMW M3. La reacción de Klaus Ludwig y Klaus Niedzwiedz se hizo esperar hasta la cuarta prueba del año, en Nürburgring.
En las 24 horas de Spa-Francorchamps, Luis Pérez-Sala fue segundo pero ocupó la primera posición entre los coches del mundial de turismos, así que firmó su primer triunfo en el campeonato en una prueba emblemática. Luego llegó un tercer puesto en Brno junto con una nueva victoria de Ludwig y Niedzwiedz. El campeonato se estaba apretando y en Silverstone, el BMW de Ravaglia y Pirro volvieron a ganar, lo que les mantenía en la lucha por el título. El complicado sistema de puntuación del mundial de turismos -cada coche sumaba puntos por el resultado global y por el resultado en su división- hacía difícil la tarea de seguir la evolución.
Pero una cosa quedaba clara, el campeonato estaba siendo emocionante, competido y entretenido. Para los 1000km de Bathurst en octubre, el campeonato abría la recta final. Lo hacía sin Alfa Romeo, que se había retirado para centrarse en otros proyectos y sin Pérez-Sala, que solo volvería para la última prueba. Pero la carrera fue un espectáculo y los Ford del equipo Eggenberger Motorsport consiguieron un aclamado doblete con la pareja alemana que luchaba por el título en segunda posición detrás de Steve Soper y Pierre Dieudonné.
Las tres últimas carreras también fueron ganadas por Ford, con una victoria de los vencedores de Bathurst y las otras dos para el Ludwig y Niedzwiedz. Por trás, el BMW M3 de Ravaglia y Pirro solo conseguía tres segundas posiciones que no eran suficientes para evitar el título de sus rivales. La lucha llegó a su fin tras tres carreras fantásticas en Calder Park, Wellington y Fuji pero el resultado no se decidió del todo entonces aunque en aquel momento, los chicos de Ford creían tener el título en el bolsillo.
Resultó que la FIA siguió con una investigación abierta en Bathurst que no finalizó hasta el año siguiente y que acabó concluyendo que los Ford Sierra RS500 que habían triunfado en la famosa prueba australiana habían recibido unas modificaciones ilegales en el tren trasero. Resultado final, descalificación de ambos Ford y victoria global para el Holden Commodore de Peter McLeod, Peter Brock y David Parsons. La victoria del WTCC iba a parar a manos de uno de los BMW M3.
Pero lo más importante era que con los puntos extra sumados por Ravaglia al ganar dos posiciones y los puntos de menos sumados por la pareja alemana de Ford, el título cambiaba de manos… ¡por un solo punto! De golpe y porrazo, Roberto Ravaglia se convirtió en el primer campeón del mundo del WTCC. Poca consolación para Eggenberger Motorsport suponía el triunfo en el campeonato de equipos. Luis Pérez-Sala, por su parte, finalizó la temporada en undécima posición. Aunque para aquel entonces, el campeonato había desaparecido en favor de un certamen FIA de turismos de tipo silueta que habrían utilizado motores de Fórmula 1 pero que jamás llegó a materializarse. No fue hasta 1993, cuando la semilla del mundial de turismos empezaría a crecer.
Y como anécdota, un tal Gabriele Tarquini se subió al podio en Spa-Francorchamps tras participar en varias pruebas esa temporada. El mismo Tarquini que en 2015 intentará batir a los todopoderosos Citroën. Como cambian los tiempos…