Después de la primera marca que visitamos, Ferrari, hoy nos toca viajar al norte para hablar de uno de sus rivales en la Fórmula 1, quizás el que históricamente le ha dado más quebraderos de cabeza a la marca italiana en la categoría reina. Una marca respetada y valorada incluso por los más acérrimos tifossi. Una gran victoria requiere un gran rival y tanto italianos como británicos lo saben. McLaren es uno de los equipos grandes de la Fórmula 1 y una marca con una larga historia en el automovilismo deportivo. Una marca con historia en la resistencia y en la Fórmula 1, ¿cómo no nos va a gustar?
McLaren M20 – Can Am
La gente tiene en mente a la McLaren moderna, el equipo británico dirigido por Ron Dennis. Pero mucho antes de esto, el equipo tenía identidad neozelandesa, por su creador, Bruce McLaren, quien en su día fué el piloto más joven en ganar un gran premio de Fórmula 1. Pero quizás fué en las carreras de sport-prototipos y Can Am donde demostró su valía, ganando las 24 horas de Le Mans en 1966. El McLaren M20 es una muestra de que la marca siempre fué muy potente en Can Am norteamericana (Canadian-American Challenge Cup).
Una categoría que, pese a no estar entre las más conocidas entre el público más generalistas, dió carreras apasionantes con unas máquinas de infarto que los aficionados más expertos siempre valoran. El M20 de 1972 es una clara demostración de ello. Un coche precioso, enorme, con un motor de unos increibles 8300 centímetros cúbicos y más de 750 caballos de potencia, lo que implica que eran mucho más potentes que los Fórmula 1. A la categoría reina le haría falta esperar diez años más para superar esa potencia con los morores turbo. Así era la Can Am; carreras a la americana, con enormes motores, unos sonidos tremendos y siempre primando el espectáculo por encima de otras cosas.
El M20 fué, curiosamente y a pesar de la espectacularidad de su diseño, el primer McLaren en perder el título de la Can Am desde 1966. El motor Chevrolet que montaba dió problemas de fiabilidad y eso les impidió luchar por el título como habrían merecido. Al final, las tres unidades construidas del M20, que por cierto ganó en su debut en la categoría, se vendieron a equipos privados. En 1974, pilotado por Scooter Patrick, un McLaren M20 venció en la última carrera del campeonato Can Am antes de la primera cancelación, en Road America.
McLaren M23 – Fórmula 1
El McLaren M23 fué un coche que disputó, técnicamente, desde 1973 hasta 1977 de forma oficial y hasta 1978 de forma privada. De hecho, fué el M23, el coche que Emilio de Villota usó durante las temporadas de 1976 y 1977, así como también fué el coche con el que Gilles Villeneuve y Nelson Piquet debutaron en la categoría reina. Todo esto sin olvidarnos de que con uno de estos bólidos, Emerson Fittipaldi ganó el título en 1974, seguido por el inimitable James Hunt en 1976, bajo el diluvio universal en Fuji.
Evidentemente, entre 1973 y 1978, el M23 tuvo muchos cambios, tanto a nivel interior como exterior. La versión más icónica y más espectacular es quizás la que llevó a James Hunt al título de 1976. Sin ser un monoplaza espectacularmente dominante, en McLaren supieron trabajar bien con una buena base y mucho esfuerzo para que siguiera siendo competitivo a pesar del paso de los años. Esto le dió al coche un total de dieciséis victorias, catorce pole position (la primera obtenida en su primera aparición) y diez vueltas rápidas.
Este McLaren representa uno de los Fórmula 1 más característicos de los años 70, con unas formas bien definidas y las espectaculares tomas de aire detrás del piloto. Un coche eficiente, por lo que no es de extrañar que su sucesor, el M26, adaptara buena parte de la aerodinámica con una base más moderna y efectiva. Aunque en una de sus encarnaciones más tempranas, fué un M23 el que venció en esa última carrera de Fórmula 1 en el legendario circuito de Montjuïc, con Jochen Mass al volante.
McLaren MP4-4 – Fórmula 1
Ningun repaso a los coches más legendarios de McLaren estaría jamás completo del todo sin mencionar al espectacular e histórico MP4-4 de 1988. Un coche que tuvo todo lo que un coche de carreras puede desear. Un nacimiento plácido, velocidad desde el primer momento, buena fiabilidad -sobre todo teniendo en cuenta la época- y un dominio abrumador con quince victorias sobre dieciseis carreras. Entre Ayrton Senna y Alain Prost, no dejaron títere con cabeza y para cuando la temporada llegó a su fin, el mundo de la Fórmula 1 se preguntaba si se podía evitar otro dominio.
El concepto del MP4-4 era el que Gordon Murray ya intentó en 1986 con el Brabham BT55. Por aquel entonces, el intento no cuajó por una serie de problemas derivados del particularmente alto motor BMW, que complicaba el concepto de un coche muy bajo con un centro de gravedad a una altura mínima y una aerodinámica fundamentada básicamente en el alerón trasero, con todo el coche actuando casi como una mera deriva. En ese entonces, no se había encontrado un flujo de aire lo suficientemente limpio pero con el McLaren y el compacto motor Honda, esto fue posible.
Puesto que en 1989 los motores turbo estarían prohibidos, los equipos adoptaron medidas muy prudentes para 1988. Algunos, introdujeron solo evoluciones en el motor, manteniendo el chasis de 1987. Otros, trajeron chasis nuevos pero sin cambiar el motor. Nadie hizo un cambio completo… excepto McLaren. Al tener un coche tan competitivo, también pudieron empezar a trabajar muy pronto en el coche de 1989 así que no sufrieron demasiada desventaja por trabajar en el coche de 1988. El resultado final habla por si solo: quince victorias, diez dobletes y quince pole position. Casi nada.
McLaren F1 GTR – Gran Turismo
De la Fórmula 1 nos vamos a las carreras de resistencia, aunque las iniciales “F1” nos siguen acompañando. McLaren no tiene tradición de construir motores, y por ello los Fórmula 1 usaban motores de otras marcas e incluso los de la Can Am usaban motores como los Chevrolet. Lo mismo sucede con el F1 -y su homólogo de competición, el F1 GTR-, que equipa un motor BMW V12 de 6000 centímetros cúbicos. Tan increible era el coche en su versión de serie que la caja de cambios ni siquiera se modificó para competir.
Elegimos mostrar la versión “Short Tail” original del F1 GTR, que pasó a la historia por su sorprendente pero por otra parte merecida victoria en las 24 horas de Le Mans en 1995. Aunque esta versión primeriza debía estar en desventaja aerodinámica con respecto a los prototipos más capaces, la robustez y buena tecnología de este McLaren fueron suficientes para imponerse. Al final, para ganar antes hay que llegar a la línea de meta. El F1 GTR se convirtió así en una verdadera obra de arte tecnológica, adaptando lo que había sido un coche de calle para transformarse en un coche de carreras capaz de imponerse en una de las carreras más importantes del mundo.
El McLaren F1 GTR fué un coche tan interesante a nivel mecánico, tecnológico y estético que participó en muchas competiciones distintas. Entre ellas podemos contar el BPR, el FIA GT e incluso el campeonato japonés de gran turismo, llevándose el título en la temporada de 1996. A pesar de no competir en 1997 y 1998, volvería en 1999 y seguiría compitiendo hasta 2003, aunque en 2005 disputó un par de carreras en el campeonato llamado ya Super GT. Fué en Fuji en 2005, por lo tanto, donde el McLaren F1 GTR se despidió de los circuitos. Aunque esta versión no es considerada la más bonita, recomiendo buscarla, pues es muy espectacular.
McLaren MP4-13 – Fórmula 1
Hay varios ganadores de McLaren en la era moderna. Pero el MP4-13 tiene algo especial y es que fue el coche que devolvió a McLaren a la senda ganadora. En realidad y siendo justos, el MP4-12 consiguió ganar ya tres carreras durante la temporada 1997 pero sería tarea de su sucesor el ir más allá. Mika Häkkinen y David Coulthard habían demostrado que tenían manos suficientes pero faltaba una máquina que pudiera ayudar a que su talento floreciera y pudieran luchar por el título.
El MP4-13 fue el primer McLaren firmado por Adrian Newey. El brillante diseñador británico llegó al equipo proveniente de Williams en 1997 pero no fue hasta el coche de 1998, que pudo empezar a verse el fruto de su trabajo. El cambio de normativas con coches algo más estrechos y con los nuevos neumáticos con surcos favoreció que Newey pudiera partir desde cero -o casi- y el coche resultante fue el monoplaza a batir. Inicialmente el McLaren no tuvo rival aunque pronto Ferrari empezó a recuperar la ventaja de los británicos.
Al final, el McLaren hizo valer su buen trabajo aerodinámico en los circuitos más rápidos como Hockenheim y el A1-Ring, mientras que Ferrari aprovechaba su buen rendimiento en circuitos más técnicos para intentar combatir. El resultado global fue favorable al equipo de Ron Dennis y el MP4-13 se llevó nueve carreras, cinco de ellas siendo dobletes. El título de pilotos fue a manos de Mika Häkkinen y el de constructores a McLaren. Como anécdota, el récord de la subida del Goodwood Festival of Speed se marcó con uno de estos monoplazas en 1999 con Nick Heidfeld al volante.
Si los coches de Ferrari rezumaban pasión y arte, los de McLaren parecen mosrar trabajo duro, carrocerías pulidas, tecnología bien desarrollada y casi siempre un palmarés digno de su historia. McLaren produce coches tan bonitos como el que más, pero casi siempre siendo capaz de estar delante. Aunque no lleguen a ganar lo pretendido, raro es el caso en que McLaren se produce un mal coche, lo que es realmente admirable. Si su futuro sigue como su pasado, nos esperan aún más maravillas del equipo del Kiwi más veloz de la historia, como el reciente MP4-12C GT3 y quien sabe, quizás el siguiente capítulo de leyenda venga de la mano de la unión McLaren-Honda en la Fórmula 1…
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