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La caída de audiencias de Antena 3 con la Fórmula 1, es un hecho

Para mí estaba claro que las audiencias de la primera prueba del año, en Australia, iban a caer en picado. Los motivos son muchos y muy variados, pero los principales son tres: Fernando Alonso no estaba en parrilla, y Carlos Sainz aun no parece motivo suficiente para atraer nuevos seguidores; el horario era «de madrugar más», y en cuanto a las televisiones, Movistar TV posiblemente está tomando más posiciones (directa o indirectamente) en detrimento de Antena 3. Como tercer motivo, el coste de soportar los derechos de retransmisión de abusivo.

El motivo que la gente piensa que tiene más tirón es el primero, el factor Alonso, y también influye el poderío de Mercedes, que tampoco es que levante pasiones entre gran parte de los aficionados. Sin embargo, la F1 tiene una tendencia a la baja a nivel mundial, y no solo a nivel español, uno de los países europeos con representación en el mundial que más tarde «llegó» a darle importancia en las parrillas televisivas. Esa tendencia a la baja en occidente está causada en gran parte por el empuje en mercados orientales, que sí pagan lo que Bernie pide sin importar cuánto sea. Y mientras, en Europa, cierran circuitos míticos y parece que de igual.

Según publica SportYou (y los datos están a disposición del público en sus fuentes originales habituales), casi un millón de personas faltaron a la cita con Antena 3 para ver el arranque del mundial 2015 de Formula 1. Serían unas 343.000 las personas que se pusieron delante de la tele a las seis de la mañana, pero sin datos acerca de las audiencias del resto de canales, y sin datos de las audiencias vía streaming en páginas sin licencia (que las hay, no somos ingenuos), y a mí este número no me dice demasiado. Sí me dice que mucha gente no se ha levantado temprano y que luego la han visto en diferido (aproximadamente un millón y medio por Antena 3), pero sobre el resto de implicaciones y consecuencias solo puedo especular.

El efecto Alonso es sin duda un motivo del bajón de audiencia, pero también es culpa de la FIA

Es decir, podemos pensar que, como Alonso no salía en parrilla, la gente prefiere ver la carrera en diferido porque no es tan trascendental ver el directo; podemos pensar que muchas personas creen que, mientras el McLaren-Honda no esté al 100%, ¿para qué ver las carreras?; podemos pensar que las 6 de la mañana es una tortura para cualquiera, menos las trescientas mil y pico personas que no se pierden un directo. Podemos pensar que el nuevo formato de Antena 3 se ve algo más cutre que los anteriores (pero no es cierto, solo es que parte del equipo no se mueve de Madrid).

Sea como sea, la culpa no es de nada en particular, sino que es una suma: las audiencias mundiales de la F1 son menores porque los derechos son más allá del concepto de ser caros; el campeonato no es emocionante porque Mercedes AMG domina con exceso de ventaja; ahora mismo Fernando Alonso no está en las pistas, veremos en Malasia; el efecto Carlos Sainz no es lo mismo que el efecto Alonso cuando comenzó el mundial en 2001…

Los derechos desorbitados sobre la retransmisión de F1 provocan que las televisiones tradicionales no rentabilicen las retransmisiones de F1, y que se vean forzadas a pasar por el aro de la publicidad hasta el punto de que vemos más publicidad que carreras. No es culpa, como se esgrimió tantas veces, de que una operadora de telecomunicaciones saque la billetera y prive a la gente de la Fórmula 1, sino que es una consecuencia de que las televisiones tradicionales no puedan asumir esos costes. ¿Qué soluciones habría? Parece que ninguna, porque si no, hubiesen seguido pujando por los derechos.

Los once coches que terminaron la carrera, de quince que tomaron la salida, también son culpables.

Lo cierto es que «es lo que hay», porque Ecclestone no se va a bajar de la burra para cobrar menos por los derechos, si países emergentes, o que quieren usar la audiencia global de la F1 pagan lo que haga falta, y hasta ponen luz en el desierto y solo les falta conectar aspersores para simular la lluvia. A Ecclestone no le importa que tú y que yo veamos las carreras en abierto, le interesa ingresar los pagos y darles la F1 a quien pague más. Es curioso que luego él hable de los pilotos de pago. Esperaremos a ver las audiencias en Malasia, pero en general, parece que han bajado los espectadores en todo el mundo, incluso en Alemania, y eso es que hay algo más que el factor Alonso (o que Alonso es el uber piloto que todo el mundo sigue, pero más bien es que los derechos cuestan un pastizal). Los once coches que terminaron la carrera, de quince que tomaron la salida (la peor parrilla imaginable), también son culpables.

¿Qué puede salvar a la F1? La liberación de YouTube parece una de las posibles salidas para potenciar la visibilidad de un campeonato soso o con poco atractivo (que lo tiene, pero hay que buscarlo y querer encontrarlo). Abrir la mano en cuanto a derechos de TV también tiene que ayudar, que no se convierta en un auténtico esfuerzo retransmitir carreras, porque hacer afición cuando apenas puedes pagar los derechos no es que sea imposible, es que no quiere hacerlo ni el más aficionado.

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The flying Jim

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