Las amenazas de retirarse de la categoría si no se aplican cambios en las reglas hallaron una respuesta. El equipo Red Bull no puede irse, el escenario no es tan fácil como embalar sus equipos y no regresar, porque existen normativas legales muy sólidas que en caso de vulnerarse se traducirían en una demanda de magnitud escandalosa. Aunque hay antecedentes importantes, caso BMW y Toyota, la escudería Red Bull no puede argumentar que la Fórmula 1 ha resultado perjudicial para sus intereses pues los cálculos de inversión y beneficios, además del poder político que ejerce, la ubican en una posición privilegiada. También se indica que Red Bull tiene un contrato que asegura su presencia en el campeonato hasta el 2020. Así que la única opción para retirarse sería traspasar el equipo a otro dueño, un meganegocio que solo un osado comprador sería capaz de realizar.
Red Bull es ahora lo que anteriormente era el equipo Jaguar Racing, de la misma forma Toro Rosso era Minardi; tanto Jaguar como Minardi fueron comprados a precios de remate. El millonario austriaco Dietrich Mateschitz apostó en la Fórmula 1 y ha ganado en grande, su marca es reconocida en el mundo entero, alcanzando mercados que sin otra vitrina serían difíciles de invadir. Red Bull es uno de los mayores accionistas de la Fórmula 1 ya que promueve la realización de Grandes Premios e inclusive organiza el de Austria, en su propio circuito, el Red Bull Ring. Por varios flancos está encadenado a la administración de Bernie Ecclestone. Otro factor a tener en cuenta es el retorno en efectivo por los puntos alcanzados la temporada pasada, otra razón para no alejarse del circo ya que los bonos suelen ser refinanciados rápidamente, es decir, de la forma «lleve ahora y paga después».
En tal sentido, las escuderías Mercedes AMG, Ferrari, Williams, McLaren y la misma Red Bull; están comprometidas con la administración de Bernie Ecclestone, quien las favorece a nivel económico , así que difícilmente alguna de ellas quiera perder o ceder sus privilegios. Por tal razón, Red Bull no es una escudería con problemas económicos o en decadencia; el panorama actual, aunque le es adverso en pista, no se plantea tan radical como para vender el equipo y así evitar un proceso sistemático de declive que baje su precio.
Ahora mismo, Red Bull cuenta con 700 empleados y sus instalaciones constituyen un núcleo donde se generan proyectos que involucran las más altas tecnologías. Además, también posee un programa para desarrollar jóvenes pilotos que incluyen acciones y contratos con equipos de categorías inferiores. Por años se ha especulado sobre del interés del grupo Volkswagen en Red Bull, pero la inversión, el riesgo y el tiempo para intentar recuperar el dinero son razones de peso para pensarlo muy bien a la hora de desembolsar tantos millones.
Vía | auto motor und sport