Spa-Francorchamps es uno de mis circuitos favoritos desde que tengo uso de razón, primero porque su Gran Premio de Fórmula 1 suele caer en la órbita de mi aniversario, y segundo porque su trazado lo tiene, para mí, todo. Es precioso en su diseño, en sus alrededores, en su concepto y todos los desniveles y las curvas tan especiales que lo forman son y serán, siempre, especiales. Hay otros trazados que me apasionan, como Nordschleife (qué tópico), Abu Dhabi (qué raro), Suzuka (qué difícil)… Pero Spa es un circuito que me hace sentir cómodo cuando veo una vuelta on board, o una carrera. Y la que os presentamos hoy, sí que es una vuelta que deja huella.
El autor de esta maravilla es Roman Caresani con su Porsche 911 de 1965, sus manos, sus arrestos y un motor trasero sobre un eje trasero que, posiblemente, lleva neumáticos pidiendo la jubilación a gritos. O puede que sea simplemente que conduce así porque es lo que realmente quiere hacer. Sea como sea, disfruté como un enano con esta vuelta a un trazado imprescindible en un coche irrepetible.
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