Están locos, estos pilotos de rallyes. En el buen sentido, sí, pero hay que pararse a admirar la capacidad de sobreponerse a lo que puede ser una situación extrema para cualquiera de nosotros. No nos queda lejos el recuerdo del Rallye de México, cuando Ott Tänak y su copiloto caían al agua y su coche era engullido en 30 segundos, pero ellos volvían a la competición al día siguiente «como si nada», y seguro que todos recordamos alguna escena de similar alcance en todos los años que llevamos viendo el WRC y todo tipo de competiciones. Los pilotos de rallyes están hechos de otra pasta, una muy especial y a la que no le importa demasiado dar dos vueltas de campana.
Jari Huttunen es el piloto. Marko Vartiainen canta las notas a su lado mientras pasan kilómetros de tramo en su Opel Astra Gsi en el Runni Rock Ralli, en Finlandia. Y llega un momento de despiste, un intento de corrección, un golpe contra algo duro (se supone que un banco de nieve o algo por el estilo), dos hermosas vueltas de campana y…
Lo interesante está a partir de 2:50, o mejor que interesante, lo excepcional. No pasa nada por dos vueltas de campana, damos un toque de limpia para quitar el exceso de nieve, dos marchas abajo, y seguimos. ¿No sigue en marcha el coche? Pues retoma las notas, Marko. Impresionante.
Vía | Jalopnik
