Corren tiempos difíciles para Nico Rosberg, al menos eso parece. No solo parece claro que cada vez es más un segundo piloto, sin el punch que se espera de un gran campeón, sino que además las quejas salen de su boca con más frecuencia. Es cierto que, por ejemplo, Hamilton es más explosivo y es capaz de mandar callar a su ingeniero en plena carrera, pero Rosberg es más de mano izquierda, o mejor dicho, lleva un guante de sena, pero debajo un puño americano. Así que la buena imagen corporativa que da Nico Rosberg sonriendo en el podium, se sustituye por una queja efectiva cuando se le tira de la lengua sobre lo que pasó hoy en pista.
Las quejas más repetidas por el alemán están en la falta de información de que dispone desde el muro. Es algo que ya le escuché en otras ocasiones, y no deja de sorprenderme la ligereza a la hora de criticar algo que es igual para todos, pero en el caso de Rosberg, parece que insinúa que las cosas no se le ponen fáciles. ¿Por qué había de ser así? ¿Se depende tanto de la información que viene de fuera? Al parecer, sí… y eso tampoco es bueno.
Los ingenieros no están en el coche, tienen sus ordenadores y sus números maravillosos, y todo, y yo no tengo nada, así que tengo que me cuesta entender lo que está pasando. Incluso para la motivación, para la cabeza, ya sabes, para estar ahí, es importante contar con algunos detalles y me faltaba un poco de información en la carrera de hoy. Tenemos que ver qué se puede hacer para mejorar ahí, para tener una mejor idea de lo que está pasando.
Es un poco la pescadilla que se muerde la cola. Es cierto que en esta carrera la información que se filtró en las radios de los dos Mercedes, o al menos yo recuerdo más la de Hamilton, era confusa. A Hamilton hasta le hicieron dudar en un momento cuando Paddy Lowe le decía que tendría que entrar otra vez a boxes, pero resultó que no, que se habían confundido. En eso concedemos, pero en lo que no podemos quedarnos al margen es que Nico Rosberg parece más un piloto frustrado, que un piloto agresivo y con hambre. Ya lo dije ayer, y hoy se vio corroborada esa impresión con una carrera gris, tercero al final gracias a su coche y a que Kimi Raikkonen tuvo el pinchazo en el minuto 1. Si no, otro gallo hubiese cantado y estaríamos alabando el podium de Raikkonen.
Y aun hay más:
Por ejemplo, no entendí muy bien el primer pitstop, estaba acercándome a Lewis en algún punto, y entonces hicimos el pitstop, y nunca más lo vi cerca, desapareció en la distancia.Y, ¿cómo es eso para la motivación? No es demasiado bueno. Entonces me doy cuenta de que lleva un neumático diferente, cosa que yo no sabía, así que necesitamos echar un vistazo a estas cosas.
Yo no estoy de acuerdo. Es verdad que el compañero de equipo es tu primer y tu casi único rival, pero no entiendo una mentalidad ganadora que se preocupe más de la estrategia y la decisión del otro, antes que la de uno mismo. ¡No lo entiendo! A lo mejor eso significa que, si Rosberg hubiese tenido la información, ¡habría podido ganar a Hamilton! No hay nada peor que escudarse en una excusa que, además, se monta él mismo. Nico, ve más a tu bola, y menos fijarte en Hamilton. Si no, es como decir que suspendiste el examen porque no pudiste ver qué contestaba tu compañero, y no eso no te motivó.
Un piloto se motiva, o si no es capaz, aprieta los dientes, agacha la cabeza y tira con todo. Lo siento, pero yo ya no trago más con esta especie de actitud «a mí solo me pasa lo malo, necesito que me digáis todo lo que hace él».
Vía | Motorsport