Lo reconozco, me encanta la locura que es el programa Speedgang de la televisión austriaca Servus TV, o lo que es lo mismo el canal de la firma de las bebidas energéticas, Red Bull. En él podemos ver a grandes deportistas de la firma de Mateschitz como Carlos Sainz (padre), Mark Webber, David Coulthard, Sébastien Loeb o la última incorporación, el piloto del DTM Timo Scheider. Y además de verles hacer todo tipo de majaderías, también podemos ver el verdadero carácter competitivo y en muchas ocasiones “tramposo” de algunos de ellos.
Durante las tres temporadas que he podido ver capítulos sueltos de dicho programa les he podido ver compitiendo al volante de Karts con un motor de Suzuki Hayabusa sin casco e incluso en bermudas y chanclas como fue el caso de Sébastien Loeb. Pensé por aquellas que simplemente fue una excepción, un capitulo en el que se le había ido de las manos y no se habían tomado las medidas de precaución y seguridad mínimas para este tipo de eventos. Estaba equivocado una vez más.
Durante el pasado Winter Especial, que han emitido las últimas semanas dividido en dos partes, Speedgang nos ha dejado ver una competición en las cercanías del Red Bull Ring, en la que los pilotos se han jugado prácticamente su físico por diversión, o lo que se conoce vulgarmente como “por los loles”. David Coulthard rodando en un kart de 220 CV sin casco, Sébastien Loeb o Timo Scheider jugando junto al resto de pilotos a una versión automovilística de ese gran desconocido deporte (y poco comprendido) llamado curling.
El colmo de la imprudencia es ver a estos dos pilotos en activo ponerse de pie en la parte trasera de uno de estos camiones ligeros que se utilizan habitualmente para trabajos menos de cristalería y albañilería, pero con lo que parece un motor de moto bajo el capot. Por mucho que la caída se produzca sobre nieve y que los deportistas lleven casco, ¿qué ocurriría si las estrellas de Audi en el DTM y Citroën en el WTCC se producen una lesión al caerse de un vehículo de estas características a 100 km/h?
¡Ojo! Soy de la creencia de que estos actos promocionales son necesarios para que las firmas muestren que sus pilotos son cercanos y que también saben divertirse. En el caso de Red Bull, siempre tan ligada a los deportes extremos, parece algo normal ver a sus patrocinados realizando este tipo de eventos alternativos, pero me sorprende que uno de los Reyes Midas del marketing tenga tan poco amor por la salud de los que al fin y al cabo son sus activos.
Pero no sólo esto se produce en Speedgang, desde carreras de vehículos sin motor en los que las medidas de seguridad brillan por su ausencia y el propio cuerpo del piloto ejerce de chasis, tal y como pudimos ver en el accidente hace unos años de Thierry Neuville en el que llegó a chocar con su casco contra el asfalto, como en otros tantos casos en los que se ven condiciones deficitarias en los que realmente se pone en juego el físico de las verdaderas estrellas de este deporte.
Antes he puesto dos ejemplos dentro del mundo de los turismos, pero, ¿qué ocurriría con un piloto del gran circo?, categoría que mueve cientos de millones de euros. ¿Ese es el motivo por el que no veremos a Daniil Kvyat o Ricciardo en el programa? Sinceramente, creo que el departamento de publicidad de algunas firmas debería recibir un tirón de orejas de los equipos… mientras estén a tiempo.