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Una Fórmula 1 femenina, o el nuevo MacGuffin de Bernie Ecclestone

Últimamente se ha puesto de moda hablar de los MacGuffins de series y películas, esos elementos a los que los protagonistas otorgan una valor incalculable sin que tengan valor alguno en la trama. Bernie Ecclestone es un experto a la hora de marcar la agenda de la Fórmula 1 con temas absurdos con los que rellenar los huecos entre Grandes Premios y el último ha sido la posibilidad de un certamen de monoplazas femenino.

Baste decir para desacreditar la idea de Ecclestone que la única mujer piloto que se ha pronunciado a favor de ella es Carmen Jordá. Pero entre esto y la idea del Mundial de Resistencia de prescindir de las ‘grid girls’ ya hemos tenido tema de conversación en redes sociales y medios con los que hacer más corta la espera hasta el Gran Premio de China. Bernie siempre gana.

Espero que nadie espere en este artículo la verdad absoluta sobre si debería existir una Fórmula 1 femenina o cualquier otro tipo de categoría reina en un automovilismo dividido por sexos. No sé la respuesta, pero no me gusta la idea: los deportes de motor tienen ya suficientes losas difíciles de vender en sociedades del siglo XXI como la polución o los accidentes como para encima no sacar provecho de ser uno de los pocos deportes que permiten competir sin distinción de géneros. El automovilismo debe enorgullecerse de resultados como los de Lombardi, Mouton, Kleinschmidt, Siko o Patrick.

La solución no pasa por crear un gueto femenino en la cúspide del automovilismo, ser la mejor mujer no dice nada acerca del valor real de una piloto; ser tercera, octava o vigésima en F3 o GP3 sí. Además, otros deportes aún hoy buscan cómo dar con la tecla para que las modalidades femeninas logren la repercusión que merecen, con debates sobre los premios (¿deben cobrar lo mismo tenistas masculinos y femeninos si los partidos duran menos?), los medios (pregunten a algunas ciclistas sobre los cierres de carretera de pruebas o la desaparición de sus Grandes Vueltas), etc… Vamos, que crear una hipotética Fórmula 1 no garantiza que las mujeres piloto logren mayor exposición mediática.

Si el automovilismo se propone medidas de discriminación positiva o segregación por sexo, que no mire a la cúspide y sí a la base de la pirámide. Apliquemos teorías económicas como el proteccionismo de las industrias nacientes de List y creemos certámenes y fórmulas de promoción para chicas jóvenes que se inicien en el karting. Sólo aumentando el número de mujeres que prueben suerte en este deporte lograremos a medio plazo que aumente el nivel de las mujeres piloto. Pero claro, eso exige un trabajo de promoción más exigente que fichar a una cara bonita para engañar a un puñado de patrocinadores.

Foto | Pirelli

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Eloy Entrambasaguas

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