Salir el décimo octavo clasificado, por mucho que estemos en una «pretemporada» para McLaren Honda, no ha de ser plato de buen gusto para Fernando Alonso, que lleve un fin de semana de nubes y claros difícil de digerir. Además, salir detrás de tu compañero es casi lo peor que te puede pasar, sobre todo por las escasas milésimas que han permitido a Button salir en la fila de los impares.
En la parte positiva, si la hay, está la cercanía en tiempos de los McLaren con Force India (milésimas con Hulkenberg, tres décimas con Pérez en la Q1). Poco consuelo, cierto, pero podría ser peor. Recuerdo que antes de Australia nadie se hubiese sorprendido porque los McLaren Honda fuesen más lentos que los dos Manor, algo que, por otro lado, no ha pasado.
La fiabilidad es el punto flaco de este coche, la falta de potencia y de velocidad punta es la puntilla que no permite a los de Woking hacer apenas nada. Todavía faltan unas décimas para poder colarse en la Q2, y aunque es cierto que este circuito no les favorece en nada por la recta tan larga, parecía haber esperanzas. Dosis de realidad, adquirida.
Ahora falta saber si podrán terminar la carrera, porque tal y como declaró Fernando Alonso, hacerlo sería un premio. Un premio al trabajo, a la evolución que, tiempos en mano sí se ve, a la fiabilidad, que lejs de ser perfecta, ha mejorado un buen escalón.
Y mientras tanto, Hamilton va camino de tener un año mucho mejor que el 2014.
