Pese a que no perdió la sonrisa al hablar ante la prensa española en Shanghai, el balance del Gran Premio de China para Roberto Merhi es probablemente agridulce (sin ánimo de hacer chiste alguno). El piloto de Manor vio la meta por segundo Gran Premio consecutivo y el ritmo de carrera fue mejor que en Malasia, como acreditan las dos vueltas perdidas frente a los tres giros que cedió en Sepang.
Sin embargo, el piloto castellonense se vio superado por el otro Manor, por fin presente en carrera con Will Stevens a los mandos. Según explicó Roberto, tras una buena salida el ritmo de su coche en el primer relevo dejó mucho que desear debido a un comportamiento nervioso y un desgaste desigual de los neumáticos delanteros y traseros, evidenciando la falta de kilómetros de experiencia con cargas máximas de carburante.
Mucho más satisfecho acabó con su final de carrera, en el que pudo ahorrarse una cuarta parada en principio prevista sólo en su caso, frente a las tres de su compañero Stevens. Para la anécdota queda una sanción de los comisarios FIA por no respetar los tiempos delta bajo Safety Car: cinco segundos en la clasificación que no cambian nada y dos puntos en su Superlicencia.