Más allá de su abandono, Max Verstappen resultó uno de los animadores del reciente Gran Premio de China. Su rapidez y determinación para adelantar se han convertido en un plus adicional para el público. De no haber fallado su Toro Rosso, al igual que en Australia, habría firmado su tercer top ten de la temporada, pero de igual forma, sus resultados no reflejan lo sobresaliente que ha estado en pista este joven de apenas 17 años.
Quienes alguna vez cuestionaron la presencia en la Fórmula 1 de Max Verstappen por su corta edad ya no aparecen declarando por ninguna parte; y es que el holandés se ha encargado de cerrar unas cuantas bocas, incluso ha silenciado a las mismas autoridades de la FIA, quienes previamente establecieron un límite de edad para que el caso «Max Verstappen» no se repita. Ahora no dicen nada.
Y es que a pesar de ser un debutante, Max Verstappen ha exhibido un nivel de pilotaje tan bueno como el de sus rivales más experimentados, pero con el ímpetu y la intensidad del joven que desea comerse al mundo en un día, es ese impulso el que ha comprometido la fiabilidad de su coche en par de carreras, pero ojalá que ese fuego interno permanezca encendido hasta estallar.
A sus 17 años, Max Verstappen ha demostrado que no es una curiosidad ni un producto prefabricado, ya ha dejado de ser «el hijo de Jos Verstappen» para ganarse un lugar por sí mismo; por eso habrá que prestarle atención ya que cuando asimile su aprendizaje y desate todo el talento que proyecta en un coche que soporte el castigo, entonces si podremos evaluar con certeza su verdadero nivel.
En sus declaraciones tras el Gran Premio de Shanghai, el piloto manifestó:
Es una manera decepcionante de finalizar lo que era una gran carrera. Estaba en las posiciones de puntos, pero luego el coche falló a cuatro vueltas del final. Es muy frustrante. Siempre es bueno entrar en la zona de puntos, pero es muy decepcionante retirarse. Yo estaba disfrutando, al igual que en Malasia. Me sentí muy cómodo y eso es lo importante.