Así de tajante ha sonado Toto Wolff cuando hoy ha hablado del futuro de la Fórmula 1 y su reglamento técnico a partir de 2017. La normativa de motores del gran circo continuará girando alrededor de los V6 turbo híbridos que actualmente mueven los monoplazas, pero con modificaciones con el objetivo de llegar hasta la mágica cifra de 1.000 CV de potencia. Se vuelven a esquivar las recomendaciones de un Bernie Ecclestone que el otro día expresaba su deseo por el regreso de los V8 atmosféricos como principal medida para reducir los costes.
Mientras que el británico continuó en sus trece durante las conversaciones con los fabricantes y la FIA (Charlie Whiting a la cabeza) del pasado viernes, las escuderías y los fabricantes de motores parecen estar decididos por mantener los V6. El objetivo sigue siendo la de hacer una Fórmula 1 más espectacular en 2017, con propulsores que superen los 1.000 CV de potencia gracias al aumento del flujo de combustible, pero Wolff sigue llamando al control de costos ya que es necesario el rediseño de algunos componentes que aseguren la fiabilidad.
Ecclestone por su parte no ha podido evitar lanzar una advertencia sobre la escalada de costes si finalmente se sigue este camino para atraer de nuevo a los aficionados a la Fórmula 1. Además, Bernie aporta su idea de que los monoplazas deben ser más difíciles de pilotar que en la actualidad. Además de los caballos extra, también se espera que el sonido de los motores se amplifique, solventando uno de los problemas que llevan dando de qué hablar desde 2014.
