El año 2015 es un año de efemérides para la Fórmula 1 en España y en particular, en Catalunya. La de este año será la vigésimo quinta edición del Gran Premio de España en el Circuit de Barcelona-Catalunya, inaugurado en 1991. Además, se han cumplido 40 años del último Gran Premio de España en el mítico trazado de Montjuïc. Por ello, seguramente habría sido lógico recordar el gran premio de uno de esos años; 1975 o 1991. Pero esta vez nos desmarcamos un poco del resto y vamos más atrás, cuando empezó todo para España en la Fórmula 1.
En realidad, la tradición de nuestro país en el mundo de las carreras y los grandes premios viene de mucho antes, con aquel legendario Gran Premio de España en Lasarte, de la carrera en el autódromo de Sitges-Terramar o de aquella primera competición en Guadarrama. Pero en lo que se refiere a la Fórmula 1, el primer gran premio puntuable en España se disputó en 1951 en el circuito urbano de Pedralbes, en el corazón de Barcelona.
La ciudad condal sería escenario de la última prueba de la temporada, con Juan Manuel Fangio y Alberto Ascari como candidatos al título. El primero llegaba con dos puntos más y con una máquina excelente; el Alfa Romeo 159. El segundo, por otra parte, competía con el Ferrari 375. Un coche que empezaba a ser competitivo de una marca que por aquel entonces estaba aún lejos de ser la leyenda que es hoy en día. A fin de cuentas, Ferrari fabricaba coches desde hacía menos de una década.
Antes de la carrera, la preocupación de los equipos era qué ruedas elegir para la competición. Alfa Romeo se decantó por las de 18 pulgadas mientras que Ferrari eligió las de 16. Los coches del equipo de Maranello eran más rápidos y de hecho la pole position fue para Ascari. En carrera, parecía que lo tenían todo para ganar y tanto Ascari como José Froilán González empezaron marcando el ritmo. Los Alfa Romeo no eran capaces de seguirles.
Pero fue ahí donde la elección de ruedas por parte del equipo de Portello marcó la diferencia. En la sexta vuelta -de 70 totales-, Piero Taruffi con uno de los Ferrari empezó a tener problemas de neumáticos al perder una banda de rodadura. En la vuelta siguiente, el problema se reprodujo en el coche de Luigi Villoresi y una más tarde, en el de Ascari. En el giro 14, lo mismo le sucedió a González.
Los cuatro Ferrari oficiales sufrían graves problemas de desgaste de los neumáticos por el tamaño de rueda elegido y debían parar a boxes a menudo. Esto dejó el camino claro para sus rivales y Juan Manuel Fangio no tuvo que esforzarse en exceso para llegar a la bandera de cuadros casi un minuto por delante del segundo clasificado, el Ferrari de González. Nino Farina completó el podio con el otro Alfa Romeo y siendo Ascari cuarto, el título fue para Fangio.
La ironía del fin de semana era que tras dos títulos en dos años, Alfa Romeo anunció que dejaban las carreras por falta de dinero. El 159 habría podido seguir compitiendo sin evolucionar pero el cambio de normativas que dejaba a los coches de Fórmula 1 fuera de juego para considerar a los Fórmula 2 como los coches del campeonato del mundo de conductores -el objetivo era hacer más barata la competición y atraer a más competidores- hizo que el «Alfetta» no sirviera para seguir compitiendo.
Ese primer Gran Premio de España de Fórmula 1 tuvo también sabor local en pista. Dos pilotos españoles se inscribieron para la carrera; Paco Godia y Juan Jover, con los particulares Maserati de la Scuderia Milano. Era la primera vez que pilotos españoles competirían en esta categoría aunque al final solo Godia llegó a salir. Los dos pilotos de casa clasificaron los coches en decimoséptima y décimoctava posición.
Problemas en el motor -rediseñado por Mario Speluzzi- dejaron a Jover sin salir, mientras que Godia sí pudo competir y de hecho llegó a ver la bandera de cuadros. Lo hizo en décima posición a diez giros del vencedor y a tres del noveno clasificado tras una carrera con multitud de problemas. Según la normativa que se adoptaría más adelante, no se habría clasificado en la carrera pero en 1951 no había ese problema y el debut se completó con éxito. Hubo que esperar hasta 1954 para volver a ver otra carrera puntuable en España pero la semilla estaba plantada.