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La historia de la semana: Birmingham Superprix, bendita locura

El Gran Premio de Pau y el Gran Premio de Macao son dos de los tres grandes premios auspiciados por la FIA que existen fuera del campeonato del mundo de Fórmula 1 -el otro es el Gran Premio de Nueva Zelanda, parte de la Toyota Racing Series-. En su día, hubo una carrera en un circuito urbano tan espectacular como las de Pau y Macao. Se trata del Birmingham Superprix, que formó parte del calendario de la Fórmula 3000 internacional entre 1986 y 1990.

La idea de una carrera en el centro de Birmingham venía de lejos y hubo que esperar dos décadas desde que se empezó a tantear la idea hasta que finalmente se materializó, en 1986. El circuito era tan simple como espectacular en concepto. Una relativamente corta recta de meta que llevaba a una primera curva de casi 90º muy cercana a una estrecha chicane que llevaba al primer descanso en forma de recta. Esta acababa desembocando en un ángulo de más de 180º -la curva se abría hacia el exterior antes de cerrarse-.

Un pequeño descanso con una recta paralela a la de antes del ángulo y una curva de derechas de 90º con una última recta antes de la triple curva de izquierdas antes de volver a meta. Una distancia de 3,8km y muchísimos baches, lo que hacía que estos descansos en recta no lo fueran tanto. Las 51 vueltas hacían de esta carrera de prácticamente 200km todo un desafío.

La primera de las carreras de Fórmula 3000 fue un auténtico despropósito. Con la pista inundada por culpa de la cola del huracán Charley, competir era casi imposible. Ivan Capelli, líder del certamen, trompeó a las primeras de cambio. Entre banderas amarillas, parones varios y retrasos por culpa del clima, la carrera acabaría siendo dada por terminada con menos de la mitad de vueltas disputadas.

Tras multitud de salidas de pista, la bandera roja final fue mostrada tras un accidente de Andrew Gilbert Scott, que con problemas de dirección por un golpe anterior, acabó chocando con el monoplaza retirado de Alain Ferté. La pista quedó bloqueada y dirección de carrera tomó la acertada decisión de parar la carrera antes de que nadie resultara herido.

El ganador de tan caótica prueba fue nada más y nada menos que Luís Pérez Sala, que obtuvo así su segundo triunfo en la categoría. El segundo año fue muy distinto, ya en seco y con un sol de justicia. Stefano Modena se llevó la victoria y Roberto Moreno realizó una remontada espectacular desde el pit-lane hasta la segunda posición. Luís Pérez Sala fue cuarto y Alfonso de Vinuesa se quedó sin salir al no clasificarse.

La de 1988 fue otra vez una locura de carrera, con dos resalidas causadas por dos incidentes importantes. En el primero, David Hunt -hermano de James- tuvo un accidente que terminó con el coche abriendo un enorme agujero en una tienda cercana. El segundo involucró a una grua devolviendo un coche en el lugar equivocado, causando un nuevo accidente cuando los líderes llegaron a la zona. Roberto Moreno fue el vencedor. Por culpa de tantos retrasos, las otras carreras previstas -entre ellas, una prueba del BTCC- fueron canceladas. Fermín Vélez finalizó en duodécima posición, su mejor resultado del año.

En 1989, Jean Alesi dio toda una lección de pilotaje a Marco Apicella, ganándole por una diferencia mínima mientras que Martin Donnelly se subió al podio tras una recuperación fantástica con un coche destrozado durante los entrenamientos clasificatorios. En 1990, Eric Van de Poele se impuso en la que fue la última carrera de Fórmula 3000 en el espectacular trazado. Desafortunadamente, no habría más carreras en 1991 puesto que se perdía dinero con el evento.

Hubo un último proyecto que esperaba salvar el Superprix con dinero privado y un nuevo trazado de casi cinco kilómetros pero no se materializó y el ya histórico Superprix de Birmingham desapareció. Quedan los recuerdos y el hito de ser el único circuito urbano en Inglaterra hasta que la Fórmula E dispute las carreras en Battersea Park el próximo mes de junio. Más de uno se acordará entonces de ese proyecto que tan orgullosos llevaron a cabo los «Brummies».

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