No será difícil olvidar el fin de semana de clasificación para la 99ª edición de las 500 Millas de Indianápolis y no por las razones idóneas. El sábado la lluvia arruinó la fiesta, obligando a comprimir el programa del domingo; y el domingo el accidente de Ed Carpenter, tercero de un Chevrolet en una semana, forzó al campeonato a tomar cartas en el asunto.
De este modo se decidió que todos los coches saldrían a pista con reglajes de carrera, bajando drásticamente las velocidades medias, que se esperaba que se acercaran a los récords vigentes desde hace veinte años. Y bajo esas circunstancias Scott Dixon logró arrebatarle a Penske la pole.
Con unos horarios ultracomprimidos para que diera tiempo a todo y desapareciendo la ronda con los nueve mejores donde en los últimos años se ha determinado la pole, Scott Dixon se impuso al marcar una media de 226,76 millas por hora en los cuatro giros que dio al Indianapolis Motor Speedway, superando a Will Power y Simon Pagenaud.
Honda, gran perjudicada por la decisión de la IndyCar Series de prohibir los reglajes de clasificación a raíz de un problema que sólo se presentó en monoplazas de Chevrolet, vio cómo su mejor puesto en parrilla lo lograba Justin Wilson, uno de los que corren esta temporada con un programa ultrareducido. El inglés fue sexto, tras Kanaan y Castroneves, mientras que sus compañeros en Andretti fueron 8º (Marco Andretti, 11º (Carlos Muñoz), 16º (Ryan Hunter-Reay) y 19ª (Simona de Silvestro).
También con un programa tan reducido que sólo abarca las 500 Millas de Indianápolis Oriol Servià volvió a sacar máximo provecho de su oportunidad, situándose 13º en parrilla de salida y superando a su compañero de equipo Graham Rahal, que decepcionó al ser 17º y se quejó amargamente en Twitter de las drásticas medidas adoptadas por la IndyCar cuando a los equipos Honda ni les iban ni les venían.
Entre los pilotos hispanoamericanos el mejor fue el ya citado Muñoz, pues Juan Pablo Montoya clasificó como el peor de los monoplazas de Penske, 15º, Carlos Huertas fue 18º y Gabby Chaves y Sebastián Saavedra libraron por muy poco el corte de la última fila: 29º y 39º.
Jack Hawksworth, Stefano Coletti y Bryan Clauson tuvieron que jugarse los últimos puestos en carrera con Buddy Lazier, el único que no marcó crono en la primera ronda. El vencedor de las 500 Millas de Indianápolis en 1996 volvía a competir con equipo propio y promocionando un centro de investigación ocular a raíz de la enfermedad de su hija (aniridia) pero pese a realizar un brazo intento con reglajes extremos no logró clasificarse.
James Hinchcliffe, clasificado 24º tras una jornada discreta de los coches de Sam Schmidt, sufrió un fuerte accidente al día siguiente en prácticas por un aparente fallo de la suspensión delantera de su monoplaza, lo que ha motivado un parón indefinido de la actividad en Indianápolis pese a que en principio poco tiene que ver este accidente con los de los tres Chevrolet. Hinchcliffe está consciente y ha sido trasladado a un hospital cercano, donde le están operando uno de sus muslos.
Foto | IndyCar Series