Me ha costado decidirme sobre el titular y la forma de empezar este habitual resumen que realizamos después de cada prueba del Mundial (no quería robarle el protagonismo que Latvala se había ganado a pulso con su primera victoria de 2015), pero lo cierto es que en menos de un minuto fuera del coche, Sébastien Ogier fue capaz de arruinar el que posiblemente ha sido uno de sus mejores fin de semanas desde que es piloto oficial del WRC.
Es frustrante que el mejor piloto no haya ganado este fin de semana (…). Por supuesto que has escuchado mi frustración. Siempre tengo problemas con el control de mi ira. Yo digo a la gente directamente lo que pienso. Eso es lo que dije. Pero también tengo que decir que no fue culpa de Jari que aprovechara su ventaja. Esas son las reglas, él y Mikka han hecho su trabajo y lo han hecho muy bien.
Fuera, completamente, de lugar las palabras del francés asegurando que el “mejor piloto del fin de semana” no había logrado la victoria. Ya en Monte-Carlo se presagiaba que la nueva normativa de orden de salida iba a desquiciar al de Gap y tras sólo seis pruebas, y a pesar de ser líder, lo ha conseguido. El bicampeón del Mundo afirma ser claro, lo único que parece que se le escapa es que esas declaraciones afectan de forma directa o indirecta al que es su compañero de equipo, el cual ya es de moral quebradiza como para que encima lo menosprecien de esta forma cuando Ogier es el destacado líder de la general.
De todas formas, no se puede ocultar que el rally de los tres pilotos de Volkswagen fue impoluto. Los de Wolfsburgo no se han puesto nerviosos después del “caso de los inyectores” y un rally después de la debacle de Argentina, han cerrado un increíble triplete con la victoria más necesaria para Latvala, el buen debut de Mikkelsen con el nuevo coche y el impoluto fin de semana (al menos en pista) de Ogier, que al igual que a Sébastien Loeb en el pasado, parece que es casi inmune a abrir pistas y otros factores que hubieran arruinado el rally a cualquier otro piloto. Un superclase que una vez más ha hablado demasiado.
Hyundai cada vez tiene más claro que va a sufrir. El equipo de Michel Nandan veía como en un mismo fin de semana, M-sport y Citroën estrenaban un paquete de evoluciones que los ha acercado a Volkswagen y que ha dejado a los i20 WRC relegados a luchar por meterse en el Top 5. Los coreanos han idos actualizando su modelo en pequeñas píldoras, mientras que Volkswagen y los hombres de Malcolm Wilson han introducido todas al mismo tiempo y Citroën ha planificado dividir en tres esta gran evolución, y ya han puesto en pista dos.
Neuville y Sordo ya han hablado abiertamente que el coche necesita traer evoluciones, sin embargo parece claro que esta temporada se da por perdida y que todo el mundo ya trabaja centrado en desarrollar el WRC de 2016. El rally del belga no estuvo a la altura, el mismo ha reconocido que se encontraba más cómodo con los tramos del Algarve, mientras que a Sordo se le sigue atragantando las superficies con poco grip. Ninguno de los dos se excusaron en la poca competitividad del Hyundai y reconoció sus errores. Mientras tanto, la actuación de Hayden Paddon de nuevo digna de elogio, precisamente cuando sus compañeros mostraron debilidad.
El caso de M-Sport es complicado, ya que ellos tienen el coche, pero les falta el piloto. Tal y como hemos podido ver, el Ford Fiesta RS WRC Mk.II es una gran evolución respecto al anterior modelo en términos de rendimiento, aunque se antoja complicado que Evans y Tänak puedan sacar el máximo potencial de él. El estonio lo hizo bien este fin de semana, pero sigue sin dar con la tecla, cuando arriesga para pelear por algo más, falla, y cada vez que es más conservador esperando ganar posiciones por el error del rival, este no llega.
En cuanto a Citroën, Ostberg sigue desconocido. Parece que al igual que Hirvonen y Sordo nunca ha llegado a adaptarse al modelo de los dos chevrones, pero al menos Meeke ha aprendido a no salir “inmolado” a cada rally, tal y como hacía su mentor, Colin McRae, uno de los precursores del «win or crash».
En cuanto al resto de categorías, se ha vuelto a demostrar que los R5 están un paso por detrás de los RRC y que la federación debería tomar medidas para equiparar ambos coches si quiere potenciar la llegada de los nuevos modelos más económicos. Ni tan siquiera el “bien parido” Skoda Fabia R5 pudo disputarle el rally a Nasser, que supo en qué momento apretar para marcar diferencias definitivas. A Lappi le caía el domingo una penalización de 5 minutos por llegar con una suspensión dañada (el reglamento no permita circular por enlaces con una rueda funcional menos), pero finalmente se la retiraban y el finlandés podía poner broche de plata a su debut en el WRC2 con el nuevo futuro de la firma checa. Pontus Tidemand no se quedó atrás y a pesar de haber hecho menos kilómetros que su compañero de equipo estuvo en tiempos más que respetables.
Quentin Gilbert y Max Vatanen dominaron JWRC y DRIVE DMack, mientras que Nil Solans ha puesto el primer ladrillo, algo en lo que fallaron en el pasado Lemes y Cohete. El catalán no se puso nervioso después de pinchar y caer hasta la sexta plaza y la dureza de la monomarca de M-Sport le recompensó con un podio. El que está llamado a ser uno de los pilotos españoles de futuro, es sobre el papel superior a Aasen, Cave y Vatanen sobre asfalto, pero para llegar a las citas con posibilidades de títulos tiene que tratar de terminar todos los rallyes dentro del podio.
La de arena la puso la organización del Rally portugués. El ACP sabía que sobre ellos tenían las miradas de la FIA y especialmente la de Mouton, que había trabajado mucho para devolver la prueba al norte y que había amenazado que si no daba la talla se caería (incluso sin volver de nuevo al sur) para el próximo año.
A pesar de que los bomberos salvaron la papeleta del incendio, no fue responsable permitir a los pilotos y a los aficionados estar cerca con el incendio activo y es un grave problema de seguridad lo ocurrido con Lorenzo Bertelli, el cual, tras volcar quedó mareado (su casco chocó contra la jaula) y en vez de neutralizar el tramo para permitir la entrada de la ambulancia, tuvieron al italiano más de tres horas en “el limbo” cometiendo lo que se puede considerar como una negligencia sólo por no cancelar su tercera especial del rally. Por otra parte, el marcaje a los aficionados fue férreo, tal vez excesivo, aun así la afición respondió y sin duda fue lo mejor del esperado regreso del Rally de Portugal a la zona de Fafe.