No hay ninguna duda, Ferrari ocupa actualmente el segundo escalón entre los equipos. Si cualquier no victoria de Mercedes AMG es considerada como una derrota, en el caso de los italianos cualquier resultado que no lleve escrita la palabra podio son tres cuartos de lo mismo. En el caso de hoy, Kimi Räikkönen era el que tenía que defender el honor de los de Maranello, después de que el sábado de Sebastian Vettel se cargara cualquier posibilidad de luchar por batir a los Mercedes AMG.
Sin embargo Kimi ha vuelto a tener uno de sus días. Un error, idéntico al que cometió en 2014 en forma de trompo ha echado al traste toda su carrera. Y es que a pesar de que el finlandés se excusaba con el equipo afirmando que no podía hacer nada, Kimi debería de tirar de una de las cosas más preciadas que tiene actualmente además de su talento puro, la experiencia. El toque de gas posiblemente todavía con el mapa motor de pit lane y los neumáticos más duros (y recién montados), sumados a la horquilla del casino han sido una ecuación que Räikkönen debería haber despejado con la experiencia obtenida con los kilómetros acumulados al volante de un Fórmula 1.
Sin embargo no lo hizo y el podio se quedaba lejos de sus manos, rompiendo la racha de seis consecutivos que llevaba la escudería del cavallino. La comparación con su compañero es odiosa ya que el alemán remontaba desde la 18ª plaza de parrilla hasta la quinta, con un ritmo muy superior y a pesar de haber cometido varios errores en su apresurada escalada de posiciones. De haber salido delante, el tetracampeón hubiera ocupado sin problema uno de los escalones del podio. Una losa demasiado grande para el finés que recordemos está luchando por mantener su asiento una temporada más.
