Es siempre un terreno pantanoso hacer este tipo de afirmaciones tan tajantes implica sus riesgos. Al fin y al cabo es una sentencia completamente subjetiva y seguro no comparta el mismo prisma que con el resto de vosotros. Sin embargo, tras el Gran Premio de Canadá es un buen momento para fijarnos en otras categorías que posiblemente sean más atractivas que la actual Fórmula 1. La reina de ellas, en los circuitos, es sin duda el Mundial de Resistencia y más concretamente las 24 Horas de Le Mans.
Fabricantes: a falta de saber qué ocurre con la posible compra Lotus por parte de Renault, actualmente en la Fórmula 1 sólo hay dos fabricantes, Ferrari y Mercedes AMG (no podemos considerar McLaren-Honda o Lotus-Mercedes como tal), mientras que en el WEC tenemos a cuatro fabricantes de primer nivel luchando únicamente por la categoría LMP1, mientras que entre los GT’s parece que la batalla se recrudecerá con la llegada de Ford, que se une a otros como Ferrari, Porsche o Chevrolet. Y es que el presupuesto de Audi Sport para su prototipo es de unos 250 Millones de €, cifra que ya sólo los fabricantes de motores de la Fórmula 1 se gastaron en preparar sus V6 Turbo.
Emoción y misticismo: puede parecer que tras 24 Horas las diferencias pueden ser enormes, comparadas con el dominio de Mercedes AMG en Montreal parecen una nimiedad (recordemos que Hamilton ganó con 40 segundos de ventaja sobre el tercero). En las pasadas 6 Horas de Spa, la diferencia entre el primero (Tréluyer-Fässler-Lotterer) y el Porsche segundo clasificado fue de poco más de 13 segundos, con un final de carrera completamente cardiaco en el que se vieron numerosos adelantamientos tanto al frente de la general como en posiciones más retrasadas. Si a esto le sumamos el fin de semana pasado por agua que se plantea, parece que podemos estar ante una locura. El último ingrediente de este combinado es el misticismo que sigue rodeando el Circuito de Le Sarthe. Hunaudieres Mulsanne, Arnage o las curvas Porsche se han mantenido prácticamente intactas al paso del tiempo.
Ahorro combustible: el pasado domingo, Carlos Sainz Jr. lo decía muy claro a los micrófonos de los enviados especiales: “desde la primera vuelta he tenido que ahorrar combustible levantando el pie del acelerador 150 metros antes del punto de frenada”. A pesar de que Le Mans es una carrera de resistencia y que también existe la necesidad de ahorrar combustible para estar más tiempo en pista entre parada y parada, los pilotos aprovechan los grandes KERS de los LMP1-H para apretar desde el primer minuto hasta el último. Muchas veces no somos conscientes de lo rápido que van los prototipos.
Coches estéticamente atractivos: los monoplazas de Fórmula 1 han mejorado estéticamente respecto a los de 2014 (aquellos morros fueron un verdadero sacrilegio) e incluso la utilización del alerón trasero ‘estrecho’ hace que los coches de la categoría reina hayan perdido parte de ese encanto estético. En cuanto a los prototipos de Le Mans, hay que reconocer que tienen ‘algo’ especial, e incluso los LMP2 y los GT’s son estéticamente preciosos (con alguna que otra excepción). Para los que habéis visto el video de un LMP1 a toda velocidad en curva rápida, creo que no hay nada en el mundo que pueda igualarlo, ni tan siquiera un F1 a toda velocidad. Además, los cuatro LMP1 oficiales tienen sistemas completamente distintos, lo cual habla de que es posible competir de forma pareja con distinta motorizaciones. Pueden aprender la F1 (Ecclestone quiere que los V8 atmosféricos convivan con los V6 Turbo) y el WRC, este último lo valoró y fue descartado.
Locura de los aficionados: un día entero viendo coches de colores pasar, lo último de la tecnología de competición volando en las chicanes Dunlop. Desde el banderazo de salida hasta la entrada en formación, Le Mans en indescriptible, tanto desde el asiento de tu sofá, como si eres uno de los privilegiados que puede ver la noria en primera persona (esta opción es obviamente más cara, pero más especial). Pasad y disfrutad del mayor espectáculo automovilístico del mundo… y olvidad por unos días la Fórmula 1.