Como parte integral del club de marcas alemanas de más éxito en el mundo de la competición junto a Porsche, Mercedes y Audi, BMW ha sido siempre uno de los principales estandartes teutones en la automoción en general y en la competición, siendo más específicos. BMW tuvo sus momentos de gloria gracias a sus coches de turismo, sus gran turismo, sus coches deportivos. En lo que respecto a coches de altas prestaciones, llegó a competir en carreras de prototipos, siempre sin olvidarnos de su presencia en la Fórmula 1 como proveedor de motores en los años 80 y primera mitad de los años 2000, y más adelante con su propio equipo.
BMW E9 – Turismo
La denominación “E9” dentro de BMW abarca algunas variaciones de un mismo modelo de la marca, como el 3.0 CSL o el 3.5 CSL, que parten de la misma base. El 3.0 CSL, sobre todo, tuvo mucho éxito en las carreras del Campeonato europeo de turismos en los años 70. La versión de serie traía la opción de un pack aerodinámico como el que usaban los coches de carreras que incluía un alerón trasero que la factoría nunca instaló, pues era ilegal en Alemania. A pesar de ello, el alerón era entregado y podía ser montado por el usuario. Sirve para ver lo deportivo de esta versión.
En cuanto a las carreras, uno BMW 3.0 CSL ganó el Campeonato europeo de turismos en 1973 y además también consiguió la victoria en su categoría en las 24 horas de Le Mans, con una undécima posición final. También en 1973 se llevaron un doblete en el Gran Premio de turismos alemanes en el circuito de Nürburgring, con Chris Amon en primera posición. El Campeonato europeo de turismos lo volvería a ganar BMW con esta máquina desde 1975 hasta 1979 y además, ganó carreras en el campeonato IMSA GT de 1975, con estrellas como Ronnie Peterson al volante.
Este modelo fue conocido por el apodo “Batmóvil” que se ganó con todos los apéndices que de fábrica la marca proporcionaba, incluyendo el famoso alerón trasero. Lo cierto es que, como coche de principios de los años 70, era realmente espectacular tanto en la pista como en la calle. También son famosas las versiones de los coches pintados por los artistas Alexander Calder y Frank Stella en los que fueron los dos primeros Art Car, concepto que BMW ha mantenido a lo largo del tiempo. Un coche recordado por muchas razones.
BMW M1 – Varios
Otro de los BMW Art Car más famosos fue el BMW M1, pintado por Andy Warhol. El diseño puede gustar más o menos, pero es reconocible y tuvo su exposición en los medios generalistas. Volviendo al tema de la competición, el M1 tiene su propia historia, interesante a la par que única. Construído con la idea de ser un coche “normal” con la salvedad de ser muy rápido, el M1 habría participado en las carreras de coches tipo silueta pero antes que pudiera estar listo, las carreras de este tipo entraron en declive y con los cambios de normativa que se sucedieron en pocos años, el M1 quedó obsoleto para casi cualquier categoría… antes de estrenarse.
Entre otros casos, se vieron varias unidades del BMW M1 compitiendo en estados unidos con bloques Chevrolet para aprovechar el vehículo, aunque siempre en manos de equipos privados, claro. Por lo tanto, BMW estaba ante una encrucijada. Tenían que decidir qué hacer con unos coches caros, exóticos e inutilizables en prácticamente cualquier campeonato -sus incursiones en Le Mans no fueron fructíferas-. Al final, apareció una idea que funcionó bien aunque ha sido el paso del tiempo el que ha demostrado lo interesante del concepto.
Así nació el M1 Procar, un coche que BMW pondría a disposición de 15 pilotos privados que en cada ronda del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 se enfrentarían a cinco pilotos de la categoría reina. Los cinco mejores clasificados en la parrilla de salida se subían a los M1 Procar y competían los unos contra los otros, así como contra los pilotos privados. Al estar todos con el mismo coche, las carreras eran interesantes y emocionantes, aunque sirvieron también para demostrar los puntos débiles del M1, que nunca tuvo una historia de competición exitosa. Pero sí que fue única e inigualada.
BMW M3 – Varios
Para empezar con el BMW M3, hay que recordr que es el coche de calle pasado a competición con más éxito de la historia del automovilismo. El E30 por sí solo ostenta el récord de victorias en este sentido, así que podemos imaginar lo que sucede si al E30 le sumamos todas las victorias de las otras versiones del M3. El tan legendario nombre se estrenó a mediados de la década de los 80 y ganó el Campeonato del mundo de turismos en 1987. Ese mismo año triunfó también en el DTM y en los campeonatos europeo, italiano y australiano de turismos. Además, se impuso en el Tour de Corse del mundial de rallyes, las 24 horas de Spa-Francorchamps y la carrera de Macao para turismos.
Un año así era difícil de repetir así que en 1988, los números se redujeron y “solo” ganó los campeonatos europeo y británico, mientras que en 1989 ganó de nuevo el DTM y el Superturismo italiano. Los números siguieron subiendo con los años, con el E30 ganando carreras hasta principios de los años 90. Por su parte, ni el E36 ni el E46 consiguieron el mismo éxito que el E30 aunque sí ganaron en algunas ocasiones carreras como las 24 horas de Nürburgring. A pesar de todo, siguieron compitiendo en categorías de Gran Turismo alrededor del mundo de forma competitiva.
Para alegría de los seguidores de la marca de Münich, el E92 supuso la vuelta a la competición de forma competitiva de BMW y del M3 y hace unos años participaron en Le Mans con un nuevo Art Car, reviviendo ese espíritu de competición de BMW de antaño. Actualmente, el E92 compite en varias competiciones internacionales, como el TUSCC y de hecho ganó en la categoría de GT las 12 horas de Sebring de 2012, en un final de los que hacen afición, batallando hasta la mismísima última vuelta. El M3 sigue haciendo historia a través de sus nuevas versiones.
BMW V12 LMR – Sport-Prototipo
Después de un ataque a Le Mans con poco éxito en 1998 con el V12 LM con dos abandonos tras pocas horas de carrera, BMW decidió hacer un cambio radical en su programa de resistencia. Con la ayuda de Williams, el objetivo era claro; había que construir un coche que pudiera ganar en Le Mans. No había excusa que valiera y para demostrar la seriedad que BMW ponía en su segundo modelo, vendió las dos unidades del V12 LM original a equipos privados. No había red de seguridad que valiera.
El debut de los V12 LMR, en las 12 horas de Sebring, fue agridulce. Los dos coches inscritos marcaron los mejores tiempos en la sesión clasificatoria y de hecho el segundo de ellos llegaría a ganar la carrera. Pero el primer coche tuvo un accidente importante y aunque no hubo que lamentar daños personales, la unidad del coche accidentado no pudo ser recuperada para competir. Para Le Mans, sus rivales serían los equipos oficiales de Toyota y Mercedes, a priori más veloces a una vuelta pero con peor consumo. Se inscribieron tres coches, uno de ellos de nuevo un Art Car, esta vez de Jenny Holzer.
Al final el Art Car no llegó a competir y solo dos V12 LMR salieron a clasificarse. Tras muchos problemas para todos los rivales e incluso para uno de los BMW, el superviviente de los V12 LMRconsiguió ganar la carrera. Tras el triunfo de BMW, decidieron volver a Estados Unidos a intentar ganar la ALMS pero a pesar de obtener tres victorias más, perdieron frente a Panoz, pues BMW no disputó ninguna carrera entre Sebring y Sears Point -actualmente Sonoma Raceway-, después de Le Mans. El año 2000 BMW se centró en la ALMS de forma oficial pero Audi destrozó a la oposición y al terminar la temporada, BMW y Williams estuvieron de acuerdo en que convenía más centrarse en la Fórmula 1.
BMW Sauber F1.08 – Fórmula 1
Aunque inicialmente BMW se limitó a proveer motores al equipo Williams de Fórmula 1, en 2006 dió un paso adelante y de la mano de Sauber, crearon su propio equipo. Aunque el nombre oficial fuera “BMW Sauber”, a nadie se le escapaba que la formación era en realidad un equipo oficial BMW encuadrado dentro de la estructura de Sauber. Es por ello que puede considerarse el BMW Sauber F1.08 como un verdadero BMW, el más exitoso de cuantos participaron en el mundial de Fórmula 1; el único que logró ganar y por ello seguramente el más recordado.
Fue en el Gran Premio de Canadá de 2008, cuando Robert Kubica, un año después de su terrible accidente en el circuito Gilles Villeneuve, se hizo con la victoria. La segunda posición fue para Nick Heidfeld, completando un domingo de ensueño para BMW y el mejor resultado de la historia del equipo en la categoría. De hecho, fue por la decisión de BMW de centrarse en la temporada 2009, que el equipo no siguió trabajando en el F1.08, lo que al final les costó la posibilidad de luchar por un título que era posible, aunque no fuera fácil.
Kubica era líder después de Canadá y estuvo dentro de la lucha por el título, matemáticamente hablando, hasta la penúltima carrera del año. El F1.08 tuvo un breve momento de luz pero brilló con más intensidad que cualquiera de los otros BMW Sauber de Fórmula 1, además de hacerlo con un diseño particularmente bonito dentro de una época en la que muchos creen que la Fórmula 1 tenía demasiados apéndices aerodinámicos. Esto cambiaría de cara a la temporada 2009 y en el caso de BMW, el cambio no fue precisamente positivo, ni a nivel de rendimiento ni a nivel estético.
Desde que BMW dejó la Fórmula 1 a todos los niveles, la participación de la marca en competiciones ha sido menor de la que les gustaría a muchos. A pesar de todo, el legado de BMW es verdaderamente importante y por todos es sabido que las grandes marcas no consiguen alejarse del mundo de la competición durante demasiado tiempo. De ahí que nadie se sorprendiera demasiado con el retorno de la marca al DTM, donde han ganado dos de los tres últimos campeonatos de pilotos.
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