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Patrick Dempsey es necesario para las 24 Horas de Le Mans, y esta es la prueba

Reconozco que al principio pensé que Patrick Dempsey era otra estrella de la pantalla que quería pasarse una buena juerga de motor y «glamour» cuando desembarcó en las 24 Horas de Le Mans. Eso es lo que, creo, pasó a prácticamente todo el mundo que seguía la competición. Otros estuvieron asociados a la prueba antes que él, por un lado es famoso Steve McQueen como un divulgador, por así decirlo, gracias a la película «Le Mans». Por otro lado está Paul Newman, segundo (absoluto) en las 24 Horas de 1979 junto a Rolf Stommelen (el bueno, el que hacía 25 segundos menos por vuelta que los otros dos) y Dick Barbour (el que ponía la pasta y el equipo).

Es curioso, pero tanto Michael Delaney (Steve McQueen), como Paul Newman quedaron segundos clasificados absolutos (me disculpáis el spoiler si no habéis visto la película), y Patrick Deempsey segundo en su categoría. Pero todos tienen algo en común, tanto los que actuaron como los que corrieron en la realidad: mueven millones de fans, muchos masculinos y más femeninos, y abren las puertas a mercados muy interesantes, además de poner a Le Mans en las páginas de revistas no especializadas. La parte mala es que «Patrick Dempsey conquistó Le Mans», y para algunos es el ganador de la mítica prueba. Es lo de menos.

Es cierto que Dempsey conquistó Le Mans. Entró como, y perdonad, el pardillo con pasta que ponía el equipo en parrilla, pagando a pilotos platino u oro para hacer el trabajo real, y él se limitaba a cumplir con el reglamento y rodar lo mejor que pudiese, el tiempo mínimo imprescindible. Pero a través de los pocos años que lleva en la competición, Dempsey sí conquistó Le Mans. Construyó el equipo, se formó, participa activamente en competición, y hace lo mejor que sabe hacer un actor: aparecer en cámara, ser un relaciones públicas nato, y salir en (mucha, seguro) publicidad. Y cuenta con el apoyo de Porsche.

Vale la pena recalcar que el segundo puesto en la categoría amateur no es, deportivamente hablando, ni una genialidad, ni un resultado mediocre. Es el segundo puesto en la categoría, y en Le Mans sabemos que las cosas van por barrios. Y sabemos que en los equipos «de más abajo», el talento se concentra normalmente en un piloto, otro mantiene el tipo, y otro pone la pasta. Pero lo que resalto de Dempsey en este artículo es que él pone la pasta y no lo hace tan mal como podríamos pensar. Que se lo toma en serio, se vuelca en aprender, y no transmite arrogancia. Creo que es justo reconocerlo, y agradecer que abra las 24 Horas de Le Mans a otros públicos.

«¿Patrick, cuál es tu mayor sueño?»

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The flying Jim

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