En las discusiones entre la FIA y el Grupo de la Estrategia, para sugerir ideas que contribuyan a cambiarle el rostro monótono, predecible y aburrido que ostenta la actual Fórmula 1; han surgido varias propuestas, algunas de lo más descabelladas. Primero fue el retorno del reabastecimiento de combustible, luego se planteó la libertad para que cada equipo seleccione el tipo de neumático que desea utilizar y ahora se reveló que, para agregar más emoción a las carreras, los pilotos rezagados tengan la posibilidad de oponer cierta resistencia antes de ser doblados.
El artículo 20.6 del Reglamento Deportivo establece que tan pronto como un coche rezagado sea alcanzado por otro coche que está a punto de sacarle una vuelta, el piloto debe permitir el paso del más rápido en la primera oportunidad disponible. Si el piloto rezagado no permite el paso del piloto más rápido, se le agitarán banderas azules para indicar que debe apartarse en un lugar seguro y permitir que lo superen.
Al parecer, la idea de modificar la regla de la bandera azul viene caminando desde el Gran Premio de Canadá y tendría su basamento en que un rezagado potencialmente «difícil» podría representar un desafío al líder de la carrera. También se argumentó que sin la bandera azul, los pilotos rezagados tendrían más tiempo para maniobrar en lugar de apartarse y ceder el paso tal como ha sido la tradición.
Lo más cumbre de esta situación es que los comisarios de la FIA se han mostrado implacables para sancionar maniobras temerarias, colisiones e infracciones a las reglas, incluso el desobedecer una bandera azul era objeto de un castigo inmediato, una pena de tiempo o una bandera negra. Si tienen años actuando de forma rígida, aplicando su criterio para imponer sanciones, cómo es posible que para agregarle «emoción» a las carreras se proponga violentar las normas.
Vía | motorsport