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El automovilismo regresa al pasado y a coches más difíciles de conducir

Los últimos rumores acerca de los nuevos reglamentos técnicos de categorías como la Fórmula 1, WRC o LMP1 nos hacen pensar que la FIA y el resto de categorías ajenas a la Federación Internacional se han dado cuenta de que para recuperar la pasión y el espectáculo perdido es hora de dar un paso atrás y fijarse en el pasado. El mejor ejemplo sin duda es el gran circo, que con las propuestas surgidas del Grupo de Estrategia parece que estuviéramos hablando de una Fórmula 1 de los años 70 u 80 que de 2016-2017.

Monoplazas más anchos, neumáticos traseros sobredimensionados respecto a los delanteros, efecto suelo para facilitar adelantamientos sin necesidad de DRS o la eliminación de cualquier ayuda a la hora de hacer la salida. Esta teórica Fórmula 1 del futuro sin duda recuerda a la del pasado. El Mundial de Rallyes también parece estar a punto de recuperar algo de la filosofía pérdida, con coches más potentes y ligeros. Tan sólo la utilización de World Rally Cars con mayor carga aerodinámica contrasta con lo vivido en el pasado.

En Le Mans también se va a poner puertas al campo y se limitará la velocidad de los LMP1 en el paso por curva incidiendo posiblemente en la aerodinámica de los prototipos o incluso elevando su peso. Todo ello porque durante los últimos estamos viendo una escalada de rendimiento similar a la que llevó a la desaparición de los Grupo C. El último en discordia es el DTM, el cual también reducirá los aditamentos aerodinámicos para quitar algo de carga.

Y es que el campeonato alemán ha visto como durante los últimos años los coches han ido ganando en apoyo aerodinámico, algo que al igual que lo ocurrido en la Fórmula 1, está dificultando mucho las peleas y los adelantamientos en pista. Hasta tal punto que han tenido que echar mano del ‘odiado’ por muchos, sistema DRS. Ahora el objetivo es el de reducir dichos niveles de carga de cara a la temporada 2017, año en el que DTM y Super GT compartirán pista.

Además de reducir la velocidad y hacer los coches algo más complicados de pilotar, también se busca reducir los altos costos a los que se está llegando tanto de desarrollo como en cuestión de recambios. Una de las medidas pasará por elevar la altura de los coches (ojalá el WRC tomara nota y utilizara suspensiones algo más rudimentarias), algo que se une a otras modificaciones que se desvelarán a finales de agosto junto al ya sabido cambio a los motores de dos litros y cuatro cilindros.

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Iván Fernández

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