Pasan los días, las semanas y los meses. Las propuestas siguen entrando por una puerta y prácticamente salen rechazadas por la opuesta en un momento, sin embargo, parece que la FIA y el mundo de la Fórmula 1 se han vuelto a olvidar de los Cockpit cerrados que mejoren la seguridad de los pilotos. Se volvió a hablar de ellos tras el accidente entre Kimi Räikkönen y Fernando Alonso en Austria, pero lo cierto es que una vez más, todo ha quedado acallado poco tiempo después.
Los Open Wheels vienen demostrando de un tiempo a esta parte que es necesario tomar medidas para proteger las cabezas de los pilotos. Los cascos, a pesar de ser unos salvavidas den potencia, han demostrado no ser suficientes en según qué situaciones y es por ello que tanto la Indy Car, Fórmula 1 e incluso categorías inferiores deberían estudiar su implantación con prioridad absoluta, incluso por delante de otras medidas técnicas que se están barajando.
Lo cierto es que, a pesar de que estéticamente romperá con ‘el regreso al pasado’ que se pretende hacer en el Gran Circo, la implantación de una cúpula o de un sistema de protección para la cabeza en los monoplazas de Fórmula 1 es necesaria más aún con el camino que se pretende tomar a partir de 2017. Y es que a mayor velocidad mayor riesgo, sobre todo teniendo en cuenta que además de coches más rápidos, también se está hablando de la posibilidad de la vuelta del efecto suelo (por lo tanto se rodaría más cerca del piloto que te precede) y de neumáticos traseros más anchos y por tanto más pesados.
En cuanto a la Indy Car, ha quedado demostrado que el diseño estándar no es infalible, y a pesar de estar diseñado para evitar que los coches salieran volando, esta temporada estamos viendo incluso más despegues que la anterior gracias a los dichosos Aero Kits. Toca invertir en seguridad, antes que en competitividad y la llegada de nuevos reglamentos debería acelerar dicho proceso de implementación.
Foto | Peter Windsor/Autosport