Mercedes-Benz es una marca histórica, no únicamente en cuanto a la competición, sino en el mundo del motor en general. De hecho, es Karl Benz -de ahí parte del nombre de Mercedes-Benz- quien inventa el automóvil moderno, que acaba con toda la historia que hemos vivido desde el siglo XIX hasta la actualidad. Es por lo tanto evidente que Mercedes ha jugado un papel vital en la historia de este mundo y esto incluye las carreras en las que tomaron parte desde la primera mitad del siglo pasado hasta la actualidad, pasando por infinidad de categorías.
Mercedes-Benz W125 – Gran Premio
Diseñado por Rudolf Uhlenhaut, el Mercedes-Benz W125 fue el arma de la marca de la estrella para la temporada de grandes premios de 1937. Entró en lugar del W25, que inició la tradición de las flechas de plata pero que no venció todo lo que esperaban en Mercedes. Con el nuevo coche, Rudolf Caracciola venció el Campeonato Europeo y los W125 ocuparon las cuatro primeras plazas en dicha competición, imponiéndose con claridad a los rivales.
La potencia, teniendo en cuenta que se trata de un coche de 1937, es aterradora. Son 595 caballos, los que entrega el motor de ocho cilindros en línea y más de 5000 centímetros cúbicos. La mayor potencia medida en el banco de pruebas arrojó un número aún mayor de casi 650. Sin duda, una bestia fuera del alcance de los demás fabricantes del momento. La potencia no fué superada por ningún coche de competición hasta los Can Am de los años 60, y a la Fórmula 1 le costó hasta la llegada de los motores turbo, superar estos números.
El coche solo pudo competir en 1937, pues de cara a 1938 la normativa cambió y los motores de más de 3000 centímetros cúbicos pasaron a estar prohibidos. El W125 habría necesitado un gran cambio, por lo que Mercedes-Benz decidió construir un coche nuevo, adaptado a la normativa para 1938. A pesar de todo, el W125 de 1937 es considerado uno de los monoplazas más icónicos de la historia del automovilismo, además de uno de los más exitosos.
Mercedes-Benz 300SL – Gran Turismo
El Mercedes-Benz 300SL, uno de los coches más especiales de la marca alemana, tiene una historia curiosa con un camino que se recorre al revés de lo que suele ser habitual. A diferencia de la mayoría de casos, donde un coche de calle se adapta para competir, el 300SL empezó como coche de competición que acabó fabricándose en serie y vendiéndose al público. Su debut en la calle no se produjo hasta dos años despés de su debut como coche de carreras.
El Mercedes 300SL empezó con fuerza y en 1952 venció en las 24 horas de Le Mans, además de carreras disputadas en Bremgarten y Nürburgring. Ganó también la Carrera Panamericana y obtuvo unas meritorias segunda y cuarta posición en la Mille Miglia, la que había sido la carrera de su debut. Lo curioso del caso es que en muchos casos, las victorias del 300SL se producían en circuitos rápidos donde en principio el coche no debería brillar. Con un motor poco potente, era su ligereza y forma aerodinámica, lo que hacía que fuera particularmente competitivo en carreras de resistencia.
Famoso por sus puertas “ala de gaviota”, el 300SL fue un coche especialmente popular tanto en su versión de carreras como en la de calle. Es quizás por ello que Mercedes-Benz quiso revivir la leyenda con un heredero espiritual, el SLS AMG, un coche de calle con las puertas “ala de gaviota” que es extremadamente popular y que, además, compite en carreras de resistencia. Sin ninguna duda, en Mercedes supieron valorar la historia de un coche legendario.
Mercedes-Benz W196 – Fórmula 1
Cuando Mercedes-Benz se planteó entrar en la Fórmula 1, habiendo ganado en Le Mans con el 300SL y teniendo una fuerte presencia en el mundo de la competición del momento, no lo iban a hacer para ser simplemente otro equipo del montón. Con el deseo de ganar en mente nace el W196. Este coche, que compitió -y ganó- en los campeonatos de Fórmula 1 de 1954 y 1955, tenía varias innovaciones como el uso de un sistema desmodrómico y un sistema de inyección de carburante. El Mercedes-Benz W196 se llevó los títulos de pilotos los dos años en los que participó, con Juan Manuel Fangio. Junto con Stirling Moss, ganaron en 9 de las 12 carreras puntuables en las qe tomaron parte.
El debut se produjo con algo de retraso aunque con éxito, en el circuito de Reims, en Francia. Allí, los W196 aparecieron, sorprendentemente, con una carrocería de aluminio que cubría todo el coche, dándole un aspecto de coche de resistencia. Juan Manuel Fangio y Karl Kling firmaron un espectacular doblete. Más adelante, en Monza, el coche “carenado” volvió a aparecer, ganándose el apodo de “Type Monza” en contraposición con la versión con las ruedas al aire que era utilizada en los otros circuitos. El mejor resultado llegó en Silverstone, en 1955, con motivo del Gran Premio de Gran Bretaña, donde con Stirling Moss en primera posición, Mercedes ocupó las cuatro primeras posiciones.
Tras terminarse la temporada de 1955, Mercedes se retiró de la competición a raíz del accidente de las 24 horas de Le Mans. Juan Manuel Fangio y Stirling Moss comentaban que, a pesar de los grandes éxitos del W196, el coche era complicado de pilotar y tenía tendencia a sufrir sobreviraje repentino. El éxito del coche, en cualquier caso, no había tenido precedentes, de la misma forma que sucedió en 1937 con el W125. Mercedes-Benz lo había vuelto a hacer. En 2010 la marca de Stuttgart volvió a la Fórmula 1 para intentar un regreso triunfal. Les costó varias temporadas pero culminaron su búsqueda en 2014 con ambos títulos en el bolsillo.
Mercedes-Benz 190E – Turismo
El Mercedes-Benz 190E, también conocido como W201, fue un coche concebido a principios de los años 80 pero que duró una década en producción. En Europa resultó particularmente popular, destacando sobretodo en materia de seguridad. A priori, no parece tener el ADN de competición pero en Mercedes siempre pueden sorprender y lo que parecía un coche tranquilo, sin pretensiones, se convirtió en un purasangre capaz de vencer en el DTM.
Su evolución empezó cuando Mercedes pidió a Cosworth que les construyeran un motor con el que hacer que el 190E pudiera competir en rallyes contra Audi y los demás. Cuando el motor llegó y el coche estuvo completo, Audi había desarrollado la tracción integral y salía con un motor turboalimentado, lo que dejaba a Mercedes-Benz en mala posición, pues su coche no habría sido suficiente. En ese momento se dieron cuenta de que las carreras de turismos podían ser la solución.
Durante muchos años el Mercedes-Benz 190E compitió en la principal categoría de turismos alemanes pero el éxito tardó en llegar. Fué en 1991 con el título de marcas, que repitieron en 1992. Además, ese año Klaus Ludwig venció el campeonato de pilotos a bordo de un Mercedes-Benz 190E realmente espectacular, un coche que ha pasado a la historia por su aspecto, además de por lo que representó ese título para la marca. Pronto vendría el reemplazo, el Clase C, que más adelante dejaría su sitio al prolífico CLK.
Mercedes-Benz CLK – Varios
El Mercedes-Benz CLK se construyó como un coche de lujo de la marca alemana y pocos podían inicialmente imaginar lo famosas que esas tres letras se iban a hacer en el mundo del automovilismo deportivo. El Mercedes CLK GTR se diseñó con las carreras en mente, con el mismo concepto que Toyota y Nissan exploraron, de cara a las 24 horas de Le Mans. A diferencia de sus rivales japoneses, Mercedes-Benz participó en otras categorías con este coche, ganando el campeonato FIA GT en 1997 y 1998. Le Mans sería “solo” una carrera más para ellos, aunque sin duda fuera la más importante.
De hecho, el motor V12 que usaban en las carreras de la FIA GT, mucho más cortas que Le Mans, fue reemplazado por un viejo motor de los años 80 del Grupo C y el coche se actualizó, pasando a llamarse CLK LM. Con restrictores, el motor debería tener aún suficiente potencia y fiabilidad. No fué así y ambos Mercedes rompieron el motor tras pocas horas a pesar de ser los más rápidos y marcar los dos mejores tiempos en clasificación. De cara a 1999, la categoría GT1 del FIA GT tuvo que cancelarse pues no había ningún otro coche inscrito más allá de los Mercedes. De nuevo sin categoría donde competir, como en 1996 tras desaparecer el DTM, Mercedes se centró en el CLR, heredero del CLK LM.
Pero al CLK le quedaba aún fuerza para competir y en el retorno a la vida del DTM, el arma de Mercedes para la categoría resultó ser el CLK DTM. Las victorias llegaron, el éxito que tanto habían deseado volvió y el CLK DTM ganó en el año de la vuelta de la categoría y luego en 2001 y 2003, antes de dejar paso a la nueva versión del Mercedes Clase C. El modelo CLK había dejado de nuevo su huella en el mundo de la competición, ganando aún más popularidad de la que ya tenía.
Hablar de Mercedes-Benz hace pensar de forma instantánea en el concepto de las “flechas de plata”. Siempre -casi- con ese color plateado legendario, la marca de la estrella ha sido una constante en el mundo de la competición y como ejemplo puede verse el hecho que en la Fórmula 1 estuvo muchos años como fabricante de motor aunque no tuviera su propio equipo, dando el color cromado de McLaren que adoptaron como propio hasta este mismo año. Está claro que una marca así siempre seguirá brillando. Evidentemente, en color plateado.
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