A lo largo de la historia del automovilismo español, solo un piloto de nuestro país se ha impuesto en las 24 horas de Spa-Francorchamps. Teniendo en cuenta el crecimiento que ha experimentado España en los últimos años, cualquiera podría pasar que esta victoria se produjo en los últimos diez o quince años pero la realidad es muy distinta, puesto que el artífice no fue otro que Álex Soler-Roig, que conquistó el bosque de las Ardenas en 1971.
La edición de 1971 de las 24 horas de Spa-Francorchamps, novena en el circuito de 14km y vigésimo cuarta en toda su historia, tuvo una inscripción especialmente interesante. BMW tenía seguramente la inscripción más fuerte con diez unidades del 2800 CS. Entre los rivales, los rápidos pero frágiles Ford Capri, varios Opel Commodore y los Alfa Romeo 2000 GTAm de Autodelta, además del Mercedes 300 SEL 6.8 que había sido rechazado por varios pilotos.
Mercedes llegó incluso a ofrecer a Gijs van Lennep competir con él pero también lo rechazó. El elevado peso del coche hizo que fuera una elección poco popular. Al final, la marca alemana encontró a pilotos dispuestos a competir con él. Para darle otro toque de color a la parrilla, Citroën inscribió un SM cuya silueta destacaba en medio del grupo y Chevrolet, un espectacular y rapidísimo Camaro que desde los entrenamentos libres ya avisó que sería candidato al triunfo.
En la salida, Dieter Glemser tomó el liderato a bordo del Ford Capri número 22 que compartía con Álex Soler-Roig. El piloto alemán empezó a tirar desde el principio pero le resultó imposible frenar el avance de un Chevrolet Camaro que iba a un ritmo inalcanzable. Pero estas cosas tienen sus consecuencias y tras pocas horas, el coche americano tuvo que parar a boxes con problemas de temperatura y pérdidas de aceite, lo que le hizo perder un tiempo precioso.
Por su parte, los Commodore habían ido cayendo, todos con problemas en la bomba de gasolina. Todo esto dejó de nuevo al Capri número 22 en cabeza pero con el Camaro en segunda posición. Tras ellos, uno de los BMW y el resistente Mercedes, que tenía que parar tan a menudo a boxes como el Camaro. Por detrás, un tal Niki Lauda veía como su carrera llegaba a su fin tras ¡dos! roturas de caja de cambios en su BMW.
La noche trajo consigo una tormenta y esta causó un accidente de un BMW en el que el piloto, Raymond Mathay, perdió la vida. La carrera siguió adelante y por la mañana los BMW habían quedado rezagados, sin opciones de victoria. En las dos primeras posiciones, dos Ford Capri -con el número 22 que resistía siempre en cabeza de carrera- seguidos por el sorprendente Mercedes que aguantaba a pesar de las adversidades.
Aún hubo tiempo para que llegara una sorpresa en las primeras posiciones en forma de abandono para el Ford Capri que rodaba en segunda posición. A pesar de eso y de la temible espada de Damocles que colgaba encima de la cabeza de Ford, el número 22 de Álex Soler-Roig aguantó y cruzó la línea de meta tras las 24 horas en primera posición. Una victoria merecida, obtenida con tres vueltas de ventaja sobre el segundo clasificado, el Mercedes de Hans Heyer y Clemens Schickentanz, que habían conseguido aguantar.
Tras estos dos protagonistas de la carrera, la armada Alfa Romeo, con tres de sus coches aunque ya a más de veinte vueltas del vencedor. Había sido una carrera durísima y pocos coches habían conseguido estar las 24 horas sin problemas. Esto quedaba patente en la relación entre el número de coches que tomó la salida -más de 60- y el de los que aún estaban en marcha tras las 24 horas -tan solo 19, siendo 18 los clasificados-.
Para Ford, fue un triunfo sensacional aunque solo uno de los cuatro Capri llegaron a la línea de meta. Claro que lo hizo en la posición que importaba, la primera. Para Álex Soler-Roig y Dieter Glemser, no fue la última participación en Spa. Volvieron al año siguiente pero «solo» pudieron ser terceros, completando un triplete de Ford que lideró precisamente el otro coche del equipo Ford Köln. En cuanto a los españoles, siguen buscando otro triunfo entre los bosques…