Mazda es una de esas marcas japonesas que a pesar de no competir en un sinfín de categorías, cuando lo hacen se implican a fondo. Como evidencia queda su participación en el Campeonato del Mundo de resistencia en los años 80 y 90, donde lucharon durante muchas temporadas hasta obtener el ansiado éxito. Por otra parte, Mazda siempre le ha tenido mucho apego a las competiciones nacionales y si “sale de casa”, suele hacerlo para mirar hacia Estados Unidos. Los coches de Mazda siempre han gozado de una imagen única que suele hacer que sean memorables.
Mazda Cosmo – Gran Turismo
Curiosamente, uno de los primeros Mazda en competición, el Mazda Cosmo, compitió en Europa y no en Asia ni en América. Conocido como 110S fuera de Japón, el Cosmo ni se concibió como coche de carreras ni tuvo una larga historia por los circuitos. De hecho, solo pisó un circuito en su historia como coche de competición. Lo lógico sería pensar que se trata de alguna carrera local, pero no fué así. El Cosmo participó en 1968 en una carrera única a la par que espectacular, en cuanto a concepto.
Se trata de la prueba conocida como “Marathon de la Route”, o para llamarla de una forma más directa, las 84 horas de Nürburgring. No es un error tipográfico; en efecto, entre 1965 y 1971 se disputó una carrera en Nürburgring con una durada fuera de lo normal -a lo largo de los años se pasó de 82 a 96 horas, con distancias intermedias de 84 y 86 horas-. Curiosamente, no solo utilizaba el Nordschleife puesto que también se utilizó el menos conocido Südschleife. Por lo tanto, el trazado combinado era de 28 kilómetros y 291 metros. A pesar de la evidente dureza de la prueba, 26 de los 51 coches que empezaron la carrera vieron la bandera de cuadros.
Los dos Mazda participantes en la edición de 1968 estuvieron gran parte de la carrera en cuarto y quinto lugar hasta que en la vigésimo segunda hora, el coche pilotado por pilotos japoneses tuvo que abandonar por problemas técnicos. Quedó el otro Mazda, que terminó en una meritoria cuarta posición en la única carrera en la que el Cosmo compitió. Evidentemente, la semilla de Mazda en las competiciones de resistencia estaba ya plantada, pues el Mazda Cosmo equipaba un motor rotativo de dos rotores.
Mazda RX-7 – Varios
El RX-7 es probablemente el coche deportivo más conocido de Mazda. Apareciendo en infinidad de películas, series de televisión y demás, está claro que goza de una gran popularidad -merecida-. Pero además, el Mazda RX-7 se trata del coche de competición más versátil que la marca ha fabricado en toda su historia. En 1979 se produjo el primer intento de competir en las 24 horas de Le Mans, aunque el coche no consiguió clasificarse. Con un motor nuevo y más preparación, en 1980 terminó la carrera en vigésimo primera posición.
El mejor resultado llegó en 1982, con una décimocuarta plaza que daba la motivación necesaria a la marca para lanzarse a diseñar un prototipo, el 717. Paralelamente, el RX-7 había estado participando en laIMSA americana, obteniendo un doblete en su categoría en las 24 horas de Daytona en 1979 y venciendo el campeonato en su categoría durante diez años seguidos desde 1982. También ganó las 24 horas de Spa-Francorchamps en 1981 con Tom Walkinshaw al volante, así como el BTCC en 1980 y 1981, y el campeonato Australiano de turismos en 1983.
En los años 80 hizo sus pinitos en el mundial de rallyes, incluyendo una sorprendente tercera posición en el Rally Acrópolis de 1985, demostrando que con el apoyo adecuado y en la situación correcta, el RX-7 podría competir sobre cualquier terreno. Más recientemente, el RX-7 ha sido uno de los principales animadores de la categoría “pequeña” del Súper GT, la llamada GT300, donde venció en la temporada 2006. Es allí donde se vio el Mazda RX-7 más moderno, más preparado y el último en competir en toda su historia, pues se retiró de la categoría al terminar la temporada 2010, tras dos victorias y en tercera posición del campeonato.
Mazda 757 – Sport-Prototipo
Pero donde Mazda tenía que demostrar su capacidad ganadora, era en las carreras de resistencia. Después de los primeros prototipos de Le Mans fabricados según las normativas de la categoría C2, en Mazda crearon el 757 siguiendo las normativas de la categoría GTP de la IMSA, lo que le da al vehículo ese aspecto tan particular que tenían los prototipos que competían en Estados Unidos en esa época. Estaba claro que Mazda iba a por todas.
Desafortunadamente, las cajas de cambios no aguantaron y ninguno de los dos Mazda 757 no pudieron terminar las 24 horas de Le Mans de 1986. Las cosas mejoraron en 1987 y aunque uno de los dos coches abandonó por rotura de motor, el otro terminó en séptima posición. Tanto en 1986 como en 1987, Mazda utilizó el 757 para participar en el Campeonato japonés de Sport-Prototipos, donde en ambas temporadas terminaron en tercera posición en la clasificación reservada para las marcas.
La última participación del 757 en una carrera se produjo en 1988. Mazda inscribió uno de los antiguos 757 junto a los nuevos 767 y curiosamente fué el coche anterior, el que terminó por delante, aunque solo llegó a una relativamente decepcionante décimo quinta posición. El 757 fué retirado de las carreras, dejando paso a su heredero. Habría que esperar aún un par de años más para ver el siguiente modelo de Mazda.
Mazda 787 – Sport-Prototipo
El Mazda 787 debutó en 1990 en Japón, y pronto resultó evidente que el coche no era competitivo. Los resultados eran mediocres y no llegó ni un solo podio en todo el año. Mazda era consciente de la importancia de producir resultados y por ello contaba con la ayuda de Jacky Ickx para preparar los coches para Le Mans. Los resultados fueron catastróficos. Una vigésimo segunda posición fué el mejor resultado de entrenamientos, pero problemas técnicos hicieron que ninguno de los coches terminara la carrera. Para 1991 se introdujeron poco a poco las segundas versiones del 787, el llamado 787B.
Durante prácticamente todo el año, los 787B se destinaron a las carreras del campeonato japonés, mientras que en las carreras del mundial seguía compitiendo el 787 de 1990. La principal excepción fué, evidentemente, la gran cita del año, las 24 horas de Le Mans. A pesar de una duodécima posición bastante prometedora del primero de los tres 787B, en parrilla salió desde la décimonovena, pues el ACO puso delante a todos los coches de la nueva categoría C1 -el 787B era parte de la categoría C2 por montar un motor rotativo-. Pero todas las piezas fueron cayendo en el sitio adecuado.
El mánager del equipo, Takayoshi Ohashi, indicó a los pilotos del coche número 55, el único que no iba con los colores azul y blanco tradicionales de la marca -utilizando una decoración verde y naranja de lo más curiosa-, que tenían que pilotar como si se tratara de una carrera de sprint. El bajo consumo del 787B y la extrema fiabilidad demostrada en las pruebas hizo que se la jugaran y desde el inicio el 787B estuvo delante. Pero no fue hasta la vigésimo segunda hora, que el coche heredó el liderato. Ningún problema en 24 horas y llegó la victoria; única del 787 en toda su historia. Lo curioso es que este 787B fué el segundo en ser construido. Se estrenó en Le Mans y se retiró después de la carrera.
Mazda RX-792P – Sport-Prototipo
Para 1992, se acordó un cambio de normativa que impedía que Mazda siguiera en Le Mans con su motor rotativo. Tuvieron que recurrir a Judd para el motor y a Jaguar para el chasis, formando un híbrido que no dió demasiados resultados. Fue en Estados Unidos, en la IMSA, donde Mazda inscribió su nuevo prototipo, el RX-792P, para la categoría GTP. A pesar de que el nombre hace referencia al RX-7, no compartían más que un ligero parecido externo. El bautismo de fuego en Miami fue demasiado literal y un incendio en la zona del escape por las altas temperaturas al rozar la carrocería hicieron que tuviera que retirarse antes inclso de competir.
Lo mismo sucedió en las 12 horas de Sebring, siguiente carrera. Por lo tanto, Mazda se quedó sin estrenar el RX-792P, que utilizaba el motor rotativo del 787B, en los dos primeros intentos. Antes de la cuarta carrera -en Mazda decidieron no acudir a la primera, las 24 horas de Daytona-, el segundo RX-792P fué completado, pero un accidente en los entrenamientos libres le dejaron sin salir. La primera unidad pudo terminar la carrera en décimo quinta posición. En Lime Rock llegó la primera alegría del año, con los coches en tercera y cuarta posición. Los buenos resultados siguieron en Mid-Ohio, antes de volver a sufrir una caída de rendimiento en Nueva Orleans.
Al final, en Watkins Glen llegó el mejor resultado del año; una segunda posición que resultó ser el último podio del coche. Tras varios resultados correctos, la fiabilidad empezó a ser un problema de nuevo en las últimas carreras, lo que dejó a Mazda en sexta posición del campeonato de marcas. Había muchas ganas de empezar la temporada de 1993, última en la que el RX-792P podría participar -de nuevo un cambio en las normativas, esta vez en la IMSA)- pero viendo que el motor del 787B que utilizaba el RX-792P no tendría ningún otro uso al terminarse la temporada de 1993, Mazda se retiró de la competición, cancelando el proyecto RX-792P. Viéndose obligada a fabricar otro coche para competir, dado que el MXR-01 tampoco podía competir en ningún sitio por normativa, desde Japón se creyó necesario evitar más gastos y decidieron retirarse.
Mazda es la única marca en tiempos modernos que se atrevió con los motores rotativos en competiciones de alto nivel. Quizás fuera justicia divina, que vencieran en Le Mans en 1991, pero el caso es que hicieron historia. Recientemente han vuelto a intentar tener un papel protagonista con su motor Diesel de LMP2 pero el resultado no ha sido el esperado. Mazda es una de esas marcas que siempre dan brillo a una lista de inscritos de cualquier competición, por lo que estaría muy bien volver a verles competir internacionalmente con equipos oficiales.
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