El retorno de Jacques Villeneuve a los monoplazas tras confirmarse su fichaje por el equipo Venturi en la Fórmula E ha sido una sorpresa para muchos. Pero cuando uno revisa la trayectoria del canadiense, no debería sorprender demasiado puesto que de hecho, casi podría considerarse como un desarrollo previsible de acontecimientos cuando uno tiene en cuenta las categorías en las que ha competido -con o sin éxito- el campeón del mundo de Fórmula 1 de 1997. Se trata, en efecto, del piloto más polifacético del Siglo XXI.
La llegada de Villeneuve a la Fórmula 1 en 1996 se produjo después de proclamarse campeón de la IndyCar y ganar las 500 millas de Indianápolis el año anterior, lo que acabó llevándole a convirtirse en uno de los pocos pilotos en ganar títulos en Fórmula 1 y en IndyCar. Antes de eso, tuvo una progresión curiosa tras viajar de Europa a Japón para participar en la Fórmula 3 nipona y luego cruzar el charco por el otro lado para correr en la Fórmula Atlantic. A pesar de lo inusual de su «viaje», es su periodo después de la Fórmula 1 el que sorprende.
Tras perder su volante en Fórmula 1 a mediados de 2006, el campeón canadiense no perdió el tiempo y para 2007 se asoció con el equipo Peugeot de resistencia con el objetivo de ganar las 24 horas de Le Mans e intentar cerrar la Triple Corona del motorsport -en su caso, campeonato del mundo de Fórmula 1 y 500 millas de Indianápolis junto a las 24 horas de Le Mans, si lo conseguía-. No era su debut en resistencia, puesto que ya en 1992 estuvo con Toyota. Sus compañeros, Marc Gené y Nicolas Minassian. No tuvo suerte en 2007 con un abandono y el equipo falló bajo la lluvia en 2008, siendo «solo» segundos.
En medio del programa en resistencia y con su mánager Craig Pollock anunciando que la carrera de su piloto en Fórmula 1 se había terminado, Villeneuve disputó las siete últimas carreras de la Craftsman Truck Series con un Toyota. Durante este tiempo, participó también en sus primeras carreras en la categoría máxima de los «stock cars» en Estados Unidos, la Sprint Cup -conocida entonces como Nextep Cup-. Su debut en Talladega trajo el que acabaría siendo su mejor resultado en la NASCAR Sprint Cup; una vigésimo primera posición gracias a una serie de inesperados incidentes.
En 2008 tenía la intención de participar en el campeonato a tiempo completo pero tras no clasificarse para las 500 millas de Daytona y perder el apoyo de sus patrocinadores, el canadiense se quedó sin coche. Volvió para la ronda de Montreal de la Nationwide, la segunda categoría de la NASCAR. A pesar de clasificar en quinta posición, la lluvia -primera vez en un evento de la NASCAR- hizo que golpeara a un rival y terminara en décimo sexta posición. Sin volante para 2008, Villeneuve tomó parte en varias carreras de la Speedcar Series, un campeonato parecido a la NASCAR aunque con básicamente circuitos ruteros. Esperaba que la experiencia le ayudara a encontrar su sitio en Estados Unidos.
Su mejor resultado en cuatro carreras fue un sexto puesto. Fue tras esta andadura, que recibió la invitación para competir en la Top Race V6 en Buenos Aires con un Volkswagen Passat silueta. Allí estuvo tanto en 2008 como en 2009, donde terminó en décimo tercera posición. Siguiendo su sueño de la NASCAR, en 2009 compitió en dos carreras del campeonato canadiense, con un cuarto puesto en Trois-Rivieres como mejor resultado. Estuvo de nuevo en Montreal con la Nationwide, de nuevo con lluvia aunque esta vez pudo resarcirse y terminó en cuarta posición. También en 2009 tuvo una participación en las 24 horas de Spa-Francorchamps con un Mosler MT900 R GT3 del equipo Gravity Racing Internacional que se saldó con un abandono.
En 2010 tuvo una gran carrera -siempre en la Nationwide- en Road America, donde estuvo segundo hasta que su alternador cedió en la última vuelta. En 2011 fue tercero en Road America y obtuvo la pole position en Montreal, donde varios problemas le dejaron en vigésimo séptima posición. Pudo haber conseguido mucho más pero por lo menos eso era suficiente para seguir en activo. Por ello cuando llegó la posibilidad de competir en una de las carreras de resistencia en los V8 Supercars en 2010 junto a Paul Dumbrell, no se lo pensó dos veces aunque el resultado en la Gold Coast 600 no fue muy positivo. Tampoco su debut en la Stock Car Brasil fue demasiado positivo, con una vigésimo primera posición en Interlagos.
En 2012 volvió tomar parte en varias carreras en los V8 Supercars como piloto substituto. Una vez más, lo particular del certamen hizo que no llegaran buenos resultados. Su programa en Oceanía se combinó con algunas nuevas apariciones en la Nationwide Series junto con Penske en lugar de Brad Keselowski, una vez más con resultados más que correctos. Pero su objetivo final seguía siendo la Sprint Cup y en 2013 volvió a surgir una oportunidad de competir allí, esta vez con Chevrolet. Sintiendo que había algo por terminar, el bravo pero polémico canadiense se lanzó a por ello. Los resultados no acompañaron y su andadura en Estados Unidos tocó a su fin. Para 2014, Villeneuve sorprendió al mundo de las carreras con un contrato con Albatec Racing para competir en el Campeonato del mundo de Rallycross con un Peugeot 208 GTi.
Parecía que el popular piloto había encontrado su destino pero no consiguió estar ni una vez entre los diez primeros y al finalizar el año se olvidó de la tierra. Mientras tanto, disputó las 500 millas de Indianápolis con SMP, donde a pesar de una sesión clasificatoria mediocre, pilotó con solvencia hasta una decente -teniendo en cuenta su edad y los ocho años que hacía de su última carrera en monoplazas- décimo cuarta posición. Una nueva participación en la Stock Car Brasil como piloto invitado en la primera cita del año en Goiania parecía ser el canto del cisne para Jacques, a quien se le estaban acabando las opciones. Pero incombustible como siempre, a mediados de 2015 anunció su fichaje para Venturi en la Fórmula E. Puede que no tenga la edad y que su tendencia a competir en cualquier parte haga que no esté centrado en nada en concreto. Dicen que quien tuvo, retuvo. Jacques Villeneuve tiene ahora una oportunidad de oro de demostrarlo en su retorno a los monoplazas. ¿Lo hará?