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La historia de la semana: Alberto Ascari, doble campeón del mundo de Fórmula 2

Cuando se habla de Italia y Fórmula 1, es inevitable pensar en los grandes coches que han fabricado a lo largo de la historia de la categoría. Marcas como Ferrari, Alfa Romeo o Maserati en sus comienzos, equipos más modestos a lo largo de los años y Toro Rosso en tiempos recientes. Pero en materia de pilotos, solo un hombre consiguió el más preciado premio; ser campeón del mundo. Alberto Ascari lo hizo además por partida doble pero… siendo estrictos, es campeón del mundo de Fórmula 2.

Siendo aún más estrictos, Alberto Ascari es dos veces ganador del «campeonato del mundo de conductores». En su día, la Fórmula 1 no era tanto una marca sino una normativa específica que podía usarse o dejarse de lado si era conveniente. Precisamente eso es lo que sucedió entre 1951 y 1952. Con muy pocos monoplazas de Fórmula 1 inscritos para las carreras, se tomó la decisión de adoptar la normativa de Fórmula 2 -mucho más económica- para el campeonato del mundo.

Por lo tanto, todos los grandes premios puntuables para el campeonato del mundo de 1952 y 1953 se disputaron con monoplazas de Fórmula 2. Seguía habiendo carreras de Fórmula 1 pero no eran puntuables. Alfa Romeo no tenía suficiente dinero como para diseñar un nuevo coche y BRM paró el desarrollo de su revolucionario pero extremadamente complicado motor V16. Juan Manuel Fangio habría sido uno de los pilotos pero con su lesión en el Monza en 1951, el equipo británico tenía poco incentivo.

La temporada de 1952 acabó siendo por lo tanto un monólogo de Ferrari. Irónicamente, la primera carrera del año no se la llevó Alberto Ascari. Mientras los equipos europeos tomaban parte en el Gran Premio de Suiza en el que se impuso Piero Taruffi con un Ferrari oficial, Ascari estaba en Estados Unidos, clasificándose para las 500 millas de Indianápolis. Era el primer europeo en hacerlo en la época del campeonato del mundo pero tuvo que abandonar.

Ascari sí se impuso en las seis siguientes carreras del campeonato del mundo. Todas las restantes. Todas en las que tomó parte. De hecho, Ferrari obtuvo 17 de los 21 podios totales. Gordini obtuvo dos de ellos en Suiza y Bélgica, Cooper uno en Gran Bretaña y Maserati el restante en Italia. Nadie había podido con la Scuderia Ferrari del Commendatore. Los cuatro primeros clasificados en la general eran hombres del equipo de Maranello.

Las cosas cambiaron poco en 1953. Alberto Ascari era el campeón en título y esta vez decidió no disiparse con esfuerzos derivados hacia las 500 millas de Indianápolis. El dominio del italiano fue menor en la segunda temporada de Fórmula 2 y «solo» ganó cinco carreras de las ocho que disputó, volviéndo a llevarse el título. Ferrari, por su parte, obtuvo 16 podios sobre los 24 posibles, siendo el principal rival otra marca transalpina; Maserati, que incluso obtuvo una dolorosa -para Ferrari- victoria en la última carrera del año en Monza.

Juan Manuel Fangio había demostrado que se podía ganar a Ferrari en Fórmula 2, con esa sorprendente victoria y con una temporada muy sólida en la que se había peleado con Alberto Ascari y Nino Farina -vencedor en Alemania- y la joven promesa Mike Hawthorn, que obtuvo su primer triunfo en el Gran Premio de Francia. A pesar de un difícil inicio de temporada para el argentino, una serie de podios consecutivos y la culminación en la última carrera le valieron el subcampeonato.

En cuanto a la Fórmula 1, estaba destinada a volver. Con unas normativa que poco a poco volvía a ganar fuerza en las carreras no puntuables hasta el grado de haber interesado a marcas como Mercedes, la situación cambió por completo en 1954. La Fórmula 2 había cumplido su función; mantener a flote el campeonato del mundo de conductores, ayudar a que los equipos siguieran compitiendo, las carreras continuaran existiendo y como se suele decir, vigilar la casa.

La Fórmula 2 pasó a ser una categoría menor, como estaba inicialmente previsto. Con precios más baratos y menor posibilidad de innovación, con los años acabó convirtiéndose en una categoría de más fácil acceso de jóvenes talentos. Jackie Stewart, Jacky Ickx, François Cevert o Emerson Fittipaldi brillaron allí antes de subirse a un Fórmula 1. Pero ninguno de ellos podrá nunca alardear de ser campeón del mundo de Fórmula 2. Algo que sí pudo hacer Alberto Ascari.

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