Hace pocos días, Christian Horner exigió respuestas a Renault con respecto a sus planes para 2016, para así tener un margen de maniobras en caso de materializarse una separación. Al parecer, representantes de Renault manifestaron que ejecutarían acciones legales si Red Bull decide romper el vigente contrato de forma unilateral para acudir a Mercedes. Una demanda millonaria más la pérdida de un patrocinador como Infiniti y un proveedor como Total también serían elementos de peso para meditar lo que estaría por venir.
Según informes extraoficiales, Renault demandaría por una cifra cercana a los 40 millones de euros, situación que ha puesto en alerta a Mercedes pues los alemanes no desean aparecer como un tercero en discordia que indirectamente propicia la separación. Inicialmente, el argumento para acelerar una ruptura sería el bajo rendimiento de los propulsores franceses, pero carecería de sustento, en instancias judiciales, si se analizan las actuaciones de Red Bull en los dos últimos grandes premios.
Por otra parte, se cree que todos estos ruidos mediáticos se realizan para que Renault confirme o niegue su retorno a la Fórmula 1 como escudería, ya sea comprando Lotus o adquiriendo la mayoría de las acciones de Force India. Como sea, también Toro Rosso está esperando por las respuestas de Renault y aunque el equipo de Faenza no tiene las mismas aspiraciones de Red Bull, el director técnico James Key ha comunicado que no puede adelantar el proyecto de 2016 sin tener seguridad del propulsor.
Otra especulación que está cobrando fuerza es que Renault está postergando deliberadamente la introducción de la nueva versión de su motor para utilizarla, y otorgarle prioridad en el desarrollo, en su propio equipo oficial, disminuyendo los privilegios hacia Red Bull. Lo que sí parece obvio es que se acabó el querer en la relación.
Vía | omnicorse
