Sin duda, con el paso de los años el colombiano ha madurado en lo que respecta a controlar sus emociones y su carácter. De aquel piloto explosivo que abandonó Mc Laren en plena temporada 2006, cuando se enteró que sería sustituido por Lewis Hamilton, al que se observó este fin de semana luego de la última carrera de la IndyCar, en la que perdió un título que parecía seguro, solo queda la velocidad y la determinación. Sus declaraciones evidenciaron su descontento por la regla de los puntos dobles pero también admitió que, aunque parezca muy injusto, debe amoldarse al sistema porque la otra opción sería no correr.
Juan Pablo Montoya asumió el liderato de la IndyCar desde la primera cita, al ganar en San Petesburgo el pasado mes de marzo, y se mantuvo al frente hasta la carrera final, incluso también ganó las 500 Millas de Indianápolis, que concede el doble de puntos. Pero la mala suerte, una pésima gestión interna del equipo Penske y un Scott Dixon en plena forma, acabaron en instantes con todo lo que el colombiano construyó en quince carreras.
Un absurdo accidente con su compañero Will Power fue el principio del fin. El quedar entre los últimos en un circuito tan complicado representó un calvario, un lastre insalvable para un Montoya que lo intentó hasta la vuelta final, pero la suerte y la gloria estaban sonriendo a Dixon, un piloto con tres títulos en su trayectoria que no desaprovecharía el «regalo» de Montoya y Penske. Al final de la jornada, el contraste era notorio. Por un lado un Scott Dixon celebraba la victoria y un inesperado cuarto campeonato de la Serie y por otro Montoya lamentaba el hecho de dominar toda la temporada para sucumbir por unos puntos dobles y un desempate que favoreció al neozelandés.
Tuvimos un buen coche, hicimos lo que teníamos que hacer al principio pero luego Will [Power] se atravesó y yo estaba allí, nos tocamos y eso fue todo. Remonté todo lo que pude pero no fue suficiente. Ni siquiera importó lo que hice todo el año. Vamos a ver si [la IndyCar] hace algo con la regla, pero creo que no cambiarán nada porque les gusta la emoción de la última carrera. No es justo para un campeonato normal, pero esas son las reglas y al que no le guste pues que no corra.
Vía | racer