Cuando veíamos hace algo más de año y medio rodar al Toyota Yaris WRC de TMG por toda Europa, muchos veíamos un panorama con los japoneses debutando con un coche muy evolucionado y probado, que incluso les permitiera plantar cara a Volkswagen desde la primera carrera. El cambio de reglamento técnico para 2017 y la llegada de Tommi Mäkinen han puesto patas arriba el programa de Toyota y en estos momentos no tienen ni tan siquiera la carrocería con la que tienen pensado regresar al Mundial de Rallyes.
Con únicamente la parte mecánica, desarrollada por TMG en Colonia, Mäkinen tiene unos plazos muy ajustados y la decisión de crear su propia sede en Finlandia (hasta nuestro conductor de autobús de la experiencia con Hyundai nos señaló más o menos dónde se rumorea que se construirá la sede) ha alterado todo. Se dice que no estará lista hasta el verano del próximo año, algo que posiblemente obligue a Makinen a pasar por el aro y trabajar finalmente en la sede de Toyota Motorsport GmbH o directamente utilizar su limitado y pequeño taller para estos primeros pasos del proyecto. Por el momento, Michael Zotos ha llegado como director técnico y posiblemente lleve gran parte del diseño del nuevo coche.
La intención de Tommi es la de tener dos unidades de test listas para final de año, una se quedará en Europa para probar en el viejo continente, mientras que la otra se espera que viaje entre Asia, Oceanía y América haciendo lo propio. Las críticas no se han hecho esperar. Mientras que el ingeniero de TMG, Cyrile Jourdan, ya ha dejado claro en AUTOHebdo que Mäkinen sólo quiere que en Colonia se encarguen de la aerodinámica y del motor, desde otros equipos anónimamente ya han criticado las pretensiones del cuatro veces Campeón del Mundo de Rallyes.
Según Malcolm Wilson, se equivocan en no utilizar todo el potencial de unas instalaciones que fueron construidas para la aventura fallida de Toyota en el Mundial de Fórmula 1 y que actualmente tan sólo acogen las pruebas del LMP1 y el alquiler a algunas escuderías que utilizan el fiable túnel del viento de los nipones. A su vez, el “opinador” anónimo asegura que un World Rally Car no es un coche de Mecano, en el que se puedan coger una pieza de un lado, otra de otro y hacer un coche competitivo, criticando claramente la intención de Mäkinen de coger todo y tratar de unirlo en su sede en Finlandia.
En el caso de Volkswagen, la cosa va mucho más adelantada. Desde el equipo han confirmado que el Volkswagen Polo R WRC que se ha visto rodando en Finlandia con Marcus Grönholm al volante (y Jari-Matti Latvala), es tan sólo un coche laboratorio. Construido sobre la base del chasis 2014, con el nuevo faldón delantero, pasos de rueda ensanchados y faldones de acuerdo a la normativa 2017, sumado a una brida abierta hasta los 36 mm de diámetro y al diferencial central, los de Wolfsburgo son los únicos que han empezado a probar la nueva normativa a pesar de no utilizar el modelo definitivo. Ni el alerón trasero, ni el difusor aparecían entre las novedades en un coche que a los aficionados que estuvieron presentes parece haber defraudado ya que no se ha visto patente el aumento en la espectacularidad prometido. Desde Volkswagen asegura que el coche todavía cambiará bastante antes de su debut en 2017.